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Los problemas de Evo Morales

"El hecho, que no es otra cosa que un comprobado caso de corrupción al más alto nivel del Estado boliviano en el cual está involucrado uno de sus más cercanos colaboradores, se conoce en el mismo momento en que Morales afronta una crisis causada por la oposición de un movimiento indígena a la construcción de una carretera transamazónica...".

26 de septiembre de 2011 Por:

"El hecho, que no es otra cosa que un comprobado caso de corrupción al más alto nivel del Estado boliviano en el cual está involucrado uno de sus más cercanos colaboradores, se conoce en el mismo momento en que Morales afronta una crisis causada por la oposición de un movimiento indígena a la construcción de una carretera transamazónica...".

La condena del pasado 23 de septiembre por tráfico de cocaína a los Estados Unidos, proferida por un tribunal de Miami contra el exgeneral boliviano Raúl Sanabria ha acrecentado las dificultades del gobierno de Evo Morales, en pugna ya permanente con indígenas y ambientalistas.Sanabria era considerado hombre de confianza de Morales y su caso ha dañado en el ámbito internacional la credibilidad de la política antidrogas de Morales. Más aún cuando él mismo admitió su culpabilidad. La detención de quien como Coronel había sido el jefe antidrogas de la administración de Morales, había sido vista por el mandatario boliviano como una muestra de “persecución política” de los Estados Unidos contra su gobierno, luego de que Evo expulsara del país a la delegación de la DEA encargada de coordinar los esfuerzos en la lucha contra el tráfico de cocaína.Pero las pruebas aportadas por el juicio y, en especial, la aceptación de la culpabilidad por parte de Sanabria, han echado al piso el discurso antiimperialista de Morales. Y han mostrado que, como se sostenía por parte de organismos internacionales, la producción y tráfico de cocaína ha aumentado durante el mandato del exjefe de los ‘cocaleros’, en la misma medida en que se ha disminuido desde Colombia y se mantiene estable en Perú.El hecho, que no es otra cosa que un comprobado caso de corrupción al más alto nivel del Estado boliviano en el cual está involucrado uno de sus más cercanos colaboradores, se conoce en el mismo momento en que Morales afronta una crisis causada por la oposición de un movimiento indígena a la construcción de una carretera transamazónica, que ya ha llegado a extremos como la retención del Canciller boliviano por parte de los manifestantes.Parece un proceso de desmoronamiento: tras el ‘gasolinazo’ de enero, una fuerte subida de los precios de la gasolina, las protestas habían dado una tregua al gobierno. Pero éstas han resurgido contra su intención de construir una autopista de 300 kilómetros en el Amazonas. El conflicto con las etnias de la Amazonia está deteriorando la imagen de indigenista y ecologista que cultiva Morales.De allí que las más recientes encuestas muestren que el índice de popularidad de Morales haya bajado del 40%, y aún están por sentirse en toda su gravedad las consecuencias de la condena de Sanabria. En especial en el terreno internacional, pues Evo había negado con vehemencia que tuviera una política antidrogas “tolerante” con el narcotráfico.Lo cierto es que si a acusaciones como el sectarismo político, el manejo errático de la economía, la división del movimiento indígena y la depredación ambiental, se le agrega la comprobación de que su gobierno ha protegido a dirigentes corruptos, la permanencia de Morales en poder comienza a verse poco probable más allá de las próximas elecciones.A su favor, el Presidente tiene la división de la oposición boliviana que no logra trazar una política que le permita identificarse con todos los bolivianos y no sólo con la ‘República de blancos’ de Santa Cruz.

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