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Los mitos del capitalismo

19 de octubre de 2010 Por:

Los países desarrollados, según él, adoptan una postura hipócrita cuando sentencian que las naciones del Tercer Mundo tienen que permitir el libre flujo de capitales y mercancías para desarrollarse.

El economista de la universidad de Cambridge Haan Joon-Chang, ha generado un debate de enormes proporciones al indicar que la crisis financiera internacional dejó en evidencia debilidades del sistema que antes dábamos por verdades bien sabidas.Una de ellas es que los mercados financieros eficientes tienden a ser peligrosos para las economías. Para Joon esto se vio claramente en el caso de la desregulación del sistema financiero que tuvo lugar desde la década de 1980 que, como sucedió en la crisis de 2008, destruyó mucha riqueza. Una mayor eficiencia de los mercados financieros -agrega el académico- intensifica la especulación y el cortoplacismo de las inversiones.Pero el centro de su crítica se desprende de su afirmación “el libre mercado no existe”. Sostiene que todo mercado tiene reglas y límites que restringen la libertad de elección. Los países desarrollados, según él, adoptan una postura hipócrita cuando sentencian que las naciones del Tercer Mundo tienen que permitir el libre flujo de capitales y mercancías para desarrollarse. Con ello niegan su propia historia, pues todos comenzaron su desarrollo aplicando políticas proteccionistas. Trae el caso de Inglaterra, que preconizó la protección desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, cuando cambió al libre comercio, pues ya tenía una industria que no necesitaba proteger.Lo mismo sucedió en Estados Unidos, “el país más proteccionista del mundo en el siglo XIX y las primeras décadas del XX”, que luego, cuando desarrolló plenamente su industria, exigió al resto de naciones que se convirtieran al libre comercio. Igual Corea del Sur, que en 1963 tenía un ingreso per cápita que era menos de la mitad del de Ghana. Para 1977 el ingreso ya era de US$1.000 y el país, un gran exportador industrial. Eso lo hizo aplicando todas las recetas que los países desarrollados dicen que no hay que aplicar: subsidios, proteccionismo, planes estatales e intervencionismo.Aunque Joon considera que no hay ‘varitas mágicas’ para lograr el desarrollo, señala que la experiencia posterior a la Segunda Guerra Mundial muestra cómo los casos exitosos de desarrollo en el Tercer Mundo se hicieron en contravía de todas las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Examina los ejemplos de Japón, Corea del Sur y China, como casos relevantes.Sus afirmaciones polémicas son de este tenor: el libre mercado no existe; el libre mercado raramente hace rico al pobre; el capital no es transnacional, tiene nacionalidad (se ve en épocas de crisis); no vivimos una era post-industrial; la educación por sí misma no garantiza la riqueza de una nación; a pesar de la caída del comunismo somos sociedades planificadas; la igualdad de oportunidades es desigual; los mercados financieros tienen que ser menos y no más eficientes; y la gente es más emprendedora en los países pobres que en los ricos.La polémica levantada por las declaraciones del economista de Cambridge, llega en un momento oportuno para los países en desarrollo que, pese a sus avances, aún encuentran una larga y profunda brecha entre su realidad y la de las naciones más ricas del planeta. Hay que volver a pensar las teorías del desarrollo.

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