El pais
SUSCRÍBETE

Los menores infractores

"Las autoridades caleñas no han querido asumir la responsabilidad que les corresponde, como representantes de la comunidad, frente a los jóvenes delincuentes".

2 de abril de 2011 Por:

"Las autoridades caleñas no han querido asumir la responsabilidad que les corresponde, como representantes de la comunidad, frente a los jóvenes delincuentes".

De Herodes a Pilatos. Así están actuando las autoridades de Cali frente al problema de no contar con lugares de reclusión adecuados ni con la capacidad necesaria para recibir a los infractores menores de edad. Mientras las estadísticas muestran el aumento de la delincuencia juvenil, la solución parece ser pasarlos de un centro de detención improvisado a otro, sin atacar la raíz de un mal que lleva años sin solución.Entre el 2004 y el 2010, en Cali fueron capturados 23.000 menores de 18 años por diversos delitos, un promedio de 10,5 detenciones por día. Y en los primeros tres meses del 2011 van 590 aprehendidos. Un número que desborda la capacidad en infraestructura para recluirlos y para ofrecerles la rehabilitación que permita devolverlos a la sociedad, como lo ordena la legislación. En el Centro de Formación Valle del Lili, por años el único que ha operado en la capital vallecaucana, apenas hay posibilidad de albergar 252 menores. Al Centro Transitorio de Menores Infractores pueden llegar hasta 24 detenidos en una sola noche. Su capacidad es para 19 personas y por ley en ese lugar sólo deben permanecer 36 horas, tiempo en que hay que definirles su situación. Ni lo uno ni lo otro se cumple. No hay cupo en Valle del Lili para enviar a los procesados, por lo cual se deben quedar días enteros. Al final se les deja libres, vuelven a las calles sin sanción y en su mayoría siguen delinquiendo. Y la sociedad caleña paga las consecuencias.Con tanto hacinamiento y las autoridades municipales sin saber qué hacer o, peor aún, desentendidas del problema, no extraña que se presenten casos como el del 26 de marzo, cuando un joven atacó a un educador del Centro Transitorio. O que se produjeran 52 fugas durante el año pasado en el Valle del Lili. Y que, según las autoridades, en el 60% de los homicidios que se cometen en Cali están involucrados menores de edad. Mientras tanto, la prometida adecuación a la Cárcel del Buen Pastor sigue sin entregarse, luego de meses de discusión entre la Alcaldía, la Gobernación de Cali y el Instituto de Bienestar Familiar por el aporte de recursos, a excepción de 30 cupos habilitados durante marzo, que ya están copados. Y cuando esté lista, Cali quedará con 770 cupos, insuficientes para los dos mil infractores menores de edad procesados al año.Las autoridades caleñas no han querido asumir la responsabilidad que les corresponde, como representantes de la comunidad, frente a los jóvenes delincuentes. Y el esfuerzo del Instituto de Bienestar Familiar no es suficiente para emprender los correctivos, devolver a la sociedad como personas de bien a los menores infractores y, sobre todo, para atacar la base de un mal que tiene en jaque a la ciudad. Es el círculo vicioso, que empieza por no entender que se trata de un problema con profundas raíces sociales, que surge de la incapacidad del Estado, incluidas las familias, de proteger a los niños y jóvenes, y de formarlos en los valores y la tolerancia, únicos elementos que garantizan una sociedad mejor y permitirán arrebatar de las garras de la delincuencia a los menores de edad.

AHORA EN Editorial