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Los dilemas del Emisor

"Desde la perspectiva de los directores del Emisor, su obligación es impedir que la inflación afecte el valor del peso para las familias. Es para ello que la Constitución consagró su independencia como autoridad monetaria, entregándole recursos que no por ser limitados dejan de tener gran trascendencia. Es el caso de la tasa de interés, instrumento mediante el cual se le dan señales al mercado para estimular o para contraer la oferta de recursos".

1 de febrero de 2012 Por:

"Desde la perspectiva de los directores del Emisor, su obligación es impedir que la inflación afecte el valor del peso para las familias. Es para ello que la Constitución consagró su independencia como autoridad monetaria, entregándole recursos que no por ser limitados dejan de tener gran trascendencia. Es el caso de la tasa de interés, instrumento mediante el cual se le dan señales al mercado para estimular o para contraer la oferta de recursos".

La estabilidad de la capacidad adquisitiva de los colombianos o el mantenimiento de la demanda interna y de la competitividad en los mercados internacionales a través de impedir que se incremente la revaluación. Ese es el dilema que hoy enfrenta la Junta Directiva del Banco de la República cada vez que, como ocurrió el lunes pasado, debe decidir si aumenta la tasa de interés en Colombia. Los argumentos en uno y otro sentido abundan. Desde la perspectiva de los directores del Emisor, su obligación es impedir que la inflación afecte el valor del peso para las familias. Es para ello que la Constitución consagró su independencia como autoridad monetaria, entregándole recursos que no por ser limitados dejan de tener gran trascendencia. Es el caso de la tasa de interés, instrumento mediante el cual se le dan señales al mercado para estimular o para contraer la oferta de recursos. El impacto de esa decisión ha sido claro durante los últimos 20 años. Gracias a esa autonomía, la inflación ha sido eficazmente controlada y Colombia puede mostrar una envidiable trayectoria de estabilidad en su moneda. Por supuesto, la receta no siempre es del gusto de sectores como el comercio porque afecta la capacidad de consumo y propende por la moderación en el gasto. Pero nadie duda de que la autoridad monetaria está obligada a actuar cuando síntomas como el aumento del consumo impulsado por el crédito empieza a su vez a presionar la propensión al endeudamiento. Del otro lado está la necesidad de impulsar el desarrollo mediante esos mismos recursos monetarios. Como ha ocurrido en los últimos años, al bajar las tasas se ha logrado ampliar la demanda agregada a niveles nunca antes visto. Por eso el temor de los productores y comerciantes sobre el impacto que puede generar el aumento de las tasas. Y por eso el respaldo de los gobiernos, que prefieren tener crédito barato para generar crecimiento aumentando la demanda interna e incentivar actividades como la agricultura, fundamental para la generación de empleo y la redistribución del ingreso.Hoy existe un ingrediente adicional, la revaluación del peso y el incentivo que puede significar el aumento de las tasas para aquellas inversiones que buscan rentabilidades que no le ofrecen otros mercados. Sin duda, gran parte del fenómeno se ha producido por las dificultades que atraviesan las economías de los Estados Unidos y en especial de Europa. Pero también es innegable que a esa revaluación está aportando la fortaleza de la economía nacional y el crecimiento de las exportaciones, donde sectores como el petrolero y el minero se destacan por sus resultados positivos. La decisión no es fácil. Y la disyuntiva es entonces si el Banco de la República debe mantener la vigilancia que hasta ahora ha ejercido sobre la inflación, o debe ser más audaz en su política monetaria para mantener el ritmo de crecimiento de la economía y ahora impedir que la tasa de interés incentive el ingreso de más divisas. Difícil decisión, cuando Colombia tiene índices de desempleo y desigualdad que deben ser combatidos con firmeza por el Estado en su conjunto.

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