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Llover sobre mojado

Las medidas tomadas hasta ahora sólo parecen ser paliativos que no alcanzan a resolver una crisis de la salud que crece como bola de nieve en todas las regiones colombianas, incluyendo por supuesto al Valle.

4 de agosto de 2016 Por:

Las medidas tomadas hasta ahora sólo parecen ser paliativos que no alcanzan a resolver una crisis de la salud que crece como bola de nieve en todas las regiones colombianas, incluyendo por supuesto al Valle.

Además de un intento por mejorar la precaria asistencia a sus afiliados, la solicitud de la Gobernación del Valle para que sea suspendido el servicio que presta la EPS Cafesalud en el departamento es la reiteración de una crisis que no tiene solución a la vista. Pese al impacto que tiene entre los colombianos, la que parece ser una bancarrota del sistema de salud aguarda decisiones de fondo. Hoy, ni el Departamento sabe cuánto le debe a Cafesalud por los tratamientos de enfermedades no incluidos en el Plan Obligatorio de Salud, ni existe certeza sobre la capacidad de operación de la entidad con la que tratan de reemplazar a Saludcoop, la EPS más grande del país. El resultado se está reflejando en la deficiente atención a usuarios como los doscientos niños con cáncer en Cali, donde sólo la denuncia pública y el respaldo de la sociedad obligó a que se les ofrecieran los servicios y los medicamentos que requieren. Pero está más que claro que el Sistema de Salud en Colombia está en la peor de las circunstancias posibles, así se produzcan anuncios que tratan de indicar lo contrario. Es como llover sobre mojado el repetir que no se sabe de qué tamaño es el hueco en sus finanzas, cuánto le debe el Estado y qué tanto de esa deuda corresponde a cobros ilegales. Y las medidas tomadas hasta ahora sólo parecen ser paliativos que no alcanzan a resolver una crisis que crece como bola de nieve en todas las regiones colombianas, incluyendo por supuesto al Valle. Y no se trata de exigir que se expidan nuevas leyes o reformas constitucionales, sino de tomar las decisiones que se requieren para terminar con una situación en la cual los grandes perdedores son los enfermos. Basta con tener un diagnóstico verdadero sobre la situación, incluyendo los efectos que ocasiona el que se use la tutela para reclamar un derecho fundamental ante jueces bien intencionados que no conocen la medicina ni la situación fiscal, lo que desemboca en condenas que no tienen en cuenta los costos de decretar atenciones sin límite y la realidad fiscal de nuestra Nación. Es hora entonces de hacer el balance que se requiere para que el país sepa hasta dónde puede llegar el Estado en la prestación del servicio. Y de revisar hasta donde sea posible el esquema que tenemos, en el cual las normas y los fallos de la justicia requieren garantizar el servicio público al costo que sea necesario, mientras la operación la realizan entidades de origen privado con ánimo de lucro. Ese modelo es el que dio paso al monstruo de Saludcoop, que ha debido ser intervenido y administrado por el Gobierno, el que a su vez lo entregó a Cafesalud. Y esta entidad, hinchada de la noche a la mañana con millones de pacientes, está rebasada por las obligaciones que le cargaron, justificados con el argumento de depurar el desastre que heredó de su antigua propietaria para después proceder a su venta. Ni lo uno ni lo otro ha sucedido. Por el contrario, las medidas que ha tomado el Departamento del Valle, las protestas de sus afiliados y la crisis de los niños con cáncer indican que el remedio ha sido peor que la enfermedad.

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