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Llegó el posconflicto

El pasado miércoles se cerró el último de los contenedores en los cuales se recogieron las más de ocho mil armas que entregaron los integrantes de las Farc en las Zonas Veredales de Desmovilización. Queda pendiente el trámite que se les debe dar a las iniciativas que desarrollarán los acuerdos con la guerrilla que se apresta a fundar su partido político.

20 de agosto de 2017 Por: Editorial .

El pasado miércoles se cerró el último de los contenedores en los cuales se recogieron las más de ocho mil armas que entregaron los integrantes de las Farc en las Zonas Veredales de Desmovilización. Queda pendiente el trámite que se les debe dar a las iniciativas que desarrollarán los acuerdos con la guerrilla que se apresta a fundar su partido político.

Esos son los últimos desarrollos de un proceso que será trascendental para el futuro de Colombia. Durante más de seis años se realizó en La Habana una negociación difícil y compleja que terminó en un acuerdo, fue puesto a consideración de los colombianos el pasado dos de octubre, derrotado en un plebiscito, cambiado en algunos puntos, ratificado por el Congreso de la República y firmado en el Teatro Colón de Bogotá. A partir de diciembre del 2016 se iniciaron las acciones para desactivar el aparato bélico de las Farc y empezar la etapa de reinserción a la vida civil de sus integrantes.

Puede decirse entonces que terminó el conflicto y que empieza un ciclo, tanto o más importante que la negociación y el desarme. Se trata de completar los procedimientos para dar vida a los puntos acordados, lo cual se inició desde enero del presente año. Es, en primer lugar, la expedición del marco jurídico en los cuales operará la Justicia Especial para la Paz, JEP, y la definición de los integrantes de los tribunales que tendrán a su cargo la aplicación de la justicia transicional que se pactó.

También se deben construir ya en la práctica los escenarios en los cuales actuarán las Farc en la política, en cumplimiento de lo acordado. Están pendientes leyes como la de tierras y la que reglamenta la JEP, así como la forma en que las Zonas de Desmovilización se pueden transformar en “Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación”, donde se supone que se realizarán las actividades necesarias para preparar a los desmovilizados en su tránsito a la vida civil. Y dentro de pocos días, las Farc formalizarán su movimiento político, con el cual aspiran a participar en la vida institucional.

Quedan pendientes las sentencias de la Corte Constitucional sobre las normas que el Gobierno ha venido expidiendo para implementar el acuerdo. Éste es un paso fundamental para consagrar la legalidad de lo dispuesto hasta ahora, y para darle legitimidad a un esfuerzo que ha requerido transformaciones legales y constitucionales para construir el camino que lleve al fin del conflicto.

Comienza así el posconflicto. A partir de ahora la sociedad colombiana debe abrir los espacios para que los integrantes de la guerrilla más antigua del mundo regresen a la vida civil. Pero también para que el Estado llene los vacíos que hicieron posible la existencia de esa guerrilla y su inmensa capacidad de cometer crímenes de toda especie.

Es decir, llegó el momento para demostrarnos a nosotros mismos que sí somos capaces de superar la violencia y construir la reconciliación, sin olvidar el pasado ni desconocer la tragedia. Es el momento para mirar adelante, poner las cosas en su sitio y abrir las puertas a la reconciliación, difícil pero necesaria.

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