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Llegaron tiburones

"Para Colombia, un país que hoy tiene puestas sus expectativas en el auge de la producción minera, saber que empresas como Glencore operan en el país, llama a que se despierten las alertas. Además porque ellas nunca vienen solas, sino en gavilla".

30 de mayo de 2011 Por:

"Para Colombia, un país que hoy tiene puestas sus expectativas en el auge de la producción minera, saber que empresas como Glencore operan en el país, llama a que se despierten las alertas. Además porque ellas nunca vienen solas, sino en gavilla".

La semana pasada debutó en la bolsa de valores de Londres la firma Glencore, controvertida compañía suiza que negocia con materias primas en todo el mundo. De inmediato ingresó en el exclusivo índice FTSE 100, que agrupa a las 100 empresas más poderosas de esa bolsa.Una sorpresa, en parte por que fuera del mundo de los negocios globales muy pocos saben de esta compañía. Fundada por Marc Rich, aventurero que necesitó de perdón presidencial para legalizar sus negocios, Glencore es multimillonaria, desconocida y controversial. Tiene intereses por todas partes, desde petróleo hasta trigo y papel, y en América latina desarrolla operaciones en Argentina, Colombia, Bolivia, Paraguay y Perú. En nuestro país compró Prodeco, concesionaria del carbón en el Cerrejón, y multada en el 2009 con US$700.000 por eliminar residuos sin permiso y desarrollar la producción sin plan de gestión ambiental.Glencore ha sido acusada en el mundo de corrupción, evasión fiscal y delitos contra el medio ambiente. Pero no es un caso único. En realidad multinacionales de este tipo, que se lucran en la sombra, alejadas de los medios, son cada vez más frecuentes y se aparecen de repente, sobre todo en los países que descubren recursos mineros o que poseen buenas fuentes de materias primas para negociar. Son especialistas en sacar el máximo provecho de los vacíos de las legislaciones, operando en el filo de la navaja y especulando con los mercados de futuros.Para Colombia, un país que hoy tiene puestas sus expectativas en el auge de la producción minera, saber que empresas como Glencore operan en el país, llama a que se despierten las alertas. Además porque ellas nunca vienen solas, sino en gavilla. Anuncian dos cosas: que hay productos promisorios y que habrá una orgía de depredación. Son como manadas de tiburones que atacan a cardúmenes de peces indefensos.Este tipo de compañías no tiene moral: Rich, su fundador, había sido acusado formalmente en Estados Unidos de evasión fiscal y de alcanzar acuerdos petroleros con Irán ilegalmente, en momentos en que diplomáticos estadounidenses eran rehenes en Irán. De acuerdo con Daniel Amman, periodista suizo, "Rich se enriqueció comprándole petróleo a Irán y vendiéndoselo a su enemigo acérrimo, Israel. Y todas las partes lo sabían”. Rich, que había fundado Marc Rich & Co en 1974, estaba en Suiza cuando fue acusado y no regresó a EE.UU. Durante muchos años estuvo en la lista de las diez personas más buscadas por el FBI.En Colombia ya sabemos de lo que son capaces estas empresas. Existen testimonios documentales de la increíble depredación ocurrida en el Cesar y acabamos de pasar por una aguda controversia causada por el interés de una empresa canadiense por el explotar el oro del páramo de Santurban, pisoteando la legislación vigente y amenazando con contaminar el agua que entre otros municipios abastece a Bucaramanga.La idea es que la riqueza minera sirva al desarrollo y a la prosperidad del país. No que lo arruine. Hay que estar atentos a los tiburones que buscan aquí el lucro fácil.

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