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Ley para los inmigrantes

Los inmigrantes siguen siendo indispensables y su situación de residencia poco ha cambiado. La perspectiva sin embargo es diferente porque ahora ellos y su descendencia nacida en ese país constituyen una fuerza que crece, a la que Estados Unidos necesita para fortalecer su economía.

13 de abril de 2013 Por:

Los inmigrantes siguen siendo indispensables y su situación de residencia poco ha cambiado. La perspectiva sin embargo es diferente porque ahora ellos y su descendencia nacida en ese país constituyen una fuerza que crece, a la que Estados Unidos necesita para fortalecer su economía.

Con el consenso entre demócratas y republicanos para iniciar la discusión sobre la reforma migratoria, se está reconociendo la importancia económica, social y política que tienen los inmigrantes para ese país. Así se atiende el clamor de 11 millones de indocumentados que desean regularizar su situación y se escucha a la mayoría de estadounidenses que apoya su legalización.Hoy la percepción que existe sobre quienes llegaron al país norteamericano es diferente a la que por años hizo carrera dentro y fuera de Estados Unidos. Ahora se acepta que son necesarios para impulsar la economía, y que el problema de la inmigración ilegal se generó cuando se abrieron las puertas de atrás de las fronteras para resolver el déficit de trabajadores en oficios que sus propios ciudadanos ya no querían realizar.El llamado “sueño americano” llevó a millones de extranjeros a emigrar hacia EE.UU. aún bajo el riesgo que significaba permanecer indocumentados. Hoy se acepta que ese “sueño” fue también para las empresas que contrataron mano de obra barata, dispuesta a realizar cualquier labor y a la que podían explotar por el limbo en que la mantenía su ilegalidad.Los inmigrantes siguen siendo indispensables y su situación de residencia poco ha cambiado. La perspectiva sin embargo es diferente porque ahora ellos y su descendencia nacida en ese país constituyen una fuerza que crece, a la que Estados Unidos necesita para fortalecer su economía. Y que influye cada vez más en lo político, a tal punto que puede desbalancear los resultados de los comicios porque constituye el 30% de la fuerza electoral. El Partido Republicano lo supo de forma dolorosa en la reciente contienda para la Presidencia: les dio la espalda a los inmigrantes, endureció la posición en su contra y asumió una actitud arrogante hacia la reforma. Por eso se afirma que la reelección de Obama se dio gracias al voto de los latinoamericanos. Ahora, luego de años de ponerle trabas, los republicanos rectifican su posición y aceptan discutir los cambios migratorios en el Congreso.Al igual, son cada vez menos las voces de resistencia hacia la reforma. El 64% de la población de EE.UU. acepta que se les reconozca la ciudadanía lo antes posible a los indocumentados y el 54% asegura que los inmigrantes ayudan a fortalecer su país, y reconocen que en lo laboral ayudan a complementar y no a quitar puestos de trabajo. No obstante, la reforma no será una puerta abierta para la inmigración. Se busca legalizar la mano de obra, que se paguen salarios justos a los inmigrantes y se les reconozcan todos los derechos que otorga EE.UU. a sus ciudadanos, sin discriminaciones. También significará que los nuevos residentes paguen impuestos y cumplan con las obligaciones de ley, entre ellas asumir los costos de su regularización, lo que reportará ingresos por US$83.000 millones a las arcas nacionales.De aprobarse, la ley de inmigración sería entonces la concreción de un negocio para Estados Unidos, que nace de las capacidades que ha demostrado una minoría como la hispanoamericana, y de su peso creciente en la sociedad de los Estados Unidos.

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