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Legislatura e impuestos

"La estrella fue sin duda la Reforma Tributaria. El Gobierno se la jugó por ella y al parecer logró su cometido, al crear nuevas formas de impuestos, derogar otras y conseguir una ley que, según sus autores, será “neutra” porque no aumentará los tributos, pero sí servirá para promover el empleo".

23 de diciembre de 2012 Por:

"La estrella fue sin duda la Reforma Tributaria. El Gobierno se la jugó por ella y al parecer logró su cometido, al crear nuevas formas de impuestos, derogar otras y conseguir una ley que, según sus autores, será “neutra” porque no aumentará los tributos, pero sí servirá para promover el empleo".

Con los acostumbrados pupitrazos, las agónicas prórrogas y las comisiones de conciliación, terminó el Congreso de la República su legislatura. De ella quedaron más dudas, inquietudes y problemas por resolver que resultados efectivos en procura de un Estado más eficiente y acorde con las necesidades de la Nación. Por supuesto que hubo una abundante producción de leyes, dentro de las cuales merece destacarse la referente al Fuero Militar. Pero, contrario a lo ocurrido en años pasados, brilló por su ausencia la producción de reformas de gran calado, ya no sólo necesarias sino urgentes para enfrentar los problemas que erosionan la democracia y la credibilidad del Estado. Podría decirse entonces que la fortaleza con la que arrancó la Unión Nacional se ha ido desvaneciendo con el transcurso del tiempo y la cercanía de unas nuevas elecciones. La razón se le atribuye al fracaso estruendoso de la pretendida reforma a la Justicia, que terminó hundida por el bochorno, el escándalo y la apresurada reacción del Gobierno. Fue el ejemplo de cómo la improvisación y el afán por conseguir beneficios prohibidos hacen naufragar una iniciativa de vital importancia para un país cuya Justicia está de espaldas a las realidades nacionales. Pero también significó el resquebrajamiento de una relación que antes andaba sobre las ruedas de una poderosa alianza alrededor del poder. Por eso, las iniciativas legislativas del Gobierno sólo empezaron a aparecer en septiembre, dos meses después de iniciado el período legislativo. Y así como los obligados cambios a la Justicia, desaparecieron asuntos tan sensibles como la reforma a la Salud, una de las más grandes necesidades para afrontar lo que se ha convertido en el gran drama social de Colombia. Nada apareció, a pesar de anuncios frecuentes y de promesas que surgían a la par con denuncias sobre corrupción y abusos que carcomen las finanzas de uno de los servicios públicos que por sí solo justifica la existencia de un Estado como orientador de una sociedad.La estrella fue sin duda la Reforma Tributaria. El Gobierno se la jugó por ella y al parecer logró su cometido, al crear nuevas formas de impuestos, derogar otras y conseguir una ley que, según sus autores, será “neutra” porque no aumentará los tributos, pero sí servirá para promover el empleo. Según los defensores de la reforma, al reducir los aportes a Bienestar Familiar y al Sena, que serán cambiados por un nuevo impuesto a las utilidades de las empresas, Colombia está lista para generar el empleo formal que necesita. Ya habrá tiempo para analizar en detalle la reforma, y mucho más, para saber si la fórmula aprobada sí se convertirá en el incentivo para crear puestos de trabajo, como lo proclama el Gobierno Nacional. Por lo pronto, no se apagan las alarmas sobre el futuro de los ingresos directos que recibían dos instituciones claves para la atención de la educación para el trabajo y la atención a la familia y la niñez en Colombia. Ojalá, los resultados de ésta, la ley estrella de la legislatura que termina, cumpla los objetivos bajo los cuales fue impulsada y aprobada.

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