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¿Legalización?

Mientras el dinero se queda en las naciones consumidoras, la guerra que genera el comercio de las drogas ilícitas se desarrolla en países productores como Colombia que lleva 25 años marcado por el terror del narcotráfico.

19 de noviembre de 2011 Por:

Mientras el dinero se queda en las naciones consumidoras, la guerra que genera el comercio de las drogas ilícitas se desarrolla en países productores como Colombia que lleva 25 años marcado por el terror del narcotráfico.

La discusión sobre legalizar el consumo de drogas ilícitas para acabar con el narcotráfico vuelve a estar sobre la mesa por las declaraciones del presidente Juan Manuel Santos en las que deja abierta la posibilidad de apoyarla. La pregunta es si con ello se resuelve un problema por el que Colombia ha pagado los costos más altos, o si más bien se demuestra la incapacidad de los países consumidores para enfrentar como les corresponde la batalla contra un enemigo de la humanidad.Detrás de las drogas ilegales no sólo existe un problema de salud pública, sino también uno de los negocios más grandes, poderosos y violentos de la historia reciente de la humanidad. En su informe anual, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Unodc, asegura que el narcotráfico generó US$85.000 millones en el 2010. De ese monto no más de US$1.000 millones fueron a manos de los cultivadores de Colombia, Perú y Bolivía, los mayores productores de cocaína, y menos de un 10% de los ingresos retornaron a estos países. Según la Unodc, la tajada más grande de los beneficios económicos se quedó en Estados Unidos, donde el tráfico mayorista y minorista produce US$35.000 millones al año y hay cerca de 40 millones de consumidores de drogas. Europa Occidental y Central, donde en el último año 22 millones de personas consumieron marihuana y hay cuatro millones de adictos a la cocaína, movió US$26.000 millones. El resto de los réditos se reparte entre Latinoamérica, África y Asia. Mientras el dinero se queda en las naciones consumidoras, la guerra que genera el comercio de las drogas ilícitas se desarrolla en países productores como Colombia que lleva 25 años marcado por el terror del narcotráfico. Primero a manos de los grandes carteles de las drogas que fueron desmantelados por las autoridades, y ahora por las Farc que se apoderó del negocio y se nutre de él para amenazar la vida y la libertad de los colombianos.De ahí nace el reclamo de apoyo mundial que hace Colombia. Que no es sólo entregar recursos para tumbar cultivos, arrasar laboratorios o interceptar las rutas del narcotráfico para incautar los alijos. Esas tareas, que le han costado US$8.140 millones de dólares a la Nación en la última década, se han cumplido con lujo de detalles. Colombia lo que exige es controlar a las organizaciones criminales que explotan el negocio y a las entidades que blanquean sus ganancias absurdas. En ese contexto se deben analizar las declaraciones del presidente Santos, en las que abre la posibilidad de revisar la posición del país sobre la legalización. La pregunta es qué se estaría legalizando, la producción de drogas ilícitas y su consumo o un negocio que mueve dinero a raudales y aumenta con cada éxito de las autoridades. Cuando la lucha contra el tráfico de estupefacientes se entienda como un proceso de responsabilidad compartida; cuando se resuelva qué van a hacer los Estados de los 174 países consumidores; cuando se dé un compromiso real de la comunidad internacional para acabar con el negocio del narcotráfico y reducir el consumo, entonces el mundo podrá discutir si es posible la legalización de las drogas.

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