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Lecciones universales

"La carta de Laila, sencilla y en lenguaje infantil, impactó en los medios y trajo consigo una saludable reacción en los analistas económicos hindúes. En ella se destaca el valor del ahorro, la preocupación por los más pobres, la necesidad de la innovación, el rechazo a la corrupción y se acompaña con un gesto de solidaridad de enorme valor simbólico. Y, la importancia de que se escuche a la gente del común".

27 de mayo de 2014 Por:

"La carta de Laila, sencilla y en lenguaje infantil, impactó en los medios y trajo consigo una saludable reacción en los analistas económicos hindúes. En ella se destaca el valor del ahorro, la preocupación por los más pobres, la necesidad de la innovación, el rechazo a la corrupción y se acompaña con un gesto de solidaridad de enorme valor simbólico. Y, la importancia de que se escuche a la gente del común".

El año pasado, en septiembre, cuando el gobierno de India luchaba para controlar la caída masiva de la rupia frente al dólar, una niña de 10 años preocupada por la situación, le mandó un billete de US$20 al jefe del Banco Central del país para ayudar a la economía.“Ahorré US$20 en mis últimas vacaciones. Pensé que usted podría usarlo”, dice ella en su carta. A Laila le preocupaba que “la gente no tuviera suficiente dinero para vivir y que todo el mundo sufriera y se volviera pobre”. Y agregó: “Doctor Raghuram Rajan, por favor traiga algunas ideas nuevas para mejorar la economía. Quiero que la gente venga a India y que no piense que es un basurero corrupto”.El hecho, que no pasaría de ser una noticia simpática, tuvo una especial acogida entre la sociedad hindú y, aparentemente, un impacto positivo en la economía del gran país asiático. Laila, como se llama la niña, pertenece a una familia de clase media y se encontraba atribulada por la invasión diaria de malas noticias que se discutían en la mesa familiar a la hora del desayuno.La carta, sencilla y en lenguaje infantil, impactó en los medios y trajo consigo una saludable reacción en los analistas económicos hindúes. En ella se destaca el valor del ahorro, la preocupación por los más pobres, la necesidad de la innovación, el rechazo a la corrupción y se acompaña con un gesto de solidaridad de enorme valor simbólico. Y, la importancia de que se escuche a la gente del común.En realidad es todo un programa de buen gobierno y de rescate de valores fundamentales. De las mesadas recibidas, ella ahorra veinte dólares en sus vacaciones para ayudar a su país. Recuerda con su gesto la admonición que recibieron los europeos del Ministro de Finanzas chino en lo más duro de la crisis financiera internacional: “Europa se ha olvidado que el trabajo duro y el ahorro son la base de la prosperidad”.Tiene implicaciones para Colombia, donde, pese a los buenos indicadores macroeconómicos, aún está latente la amenaza de la revaluación del peso. Y también frente al desafío de combatir la pobreza, recordando la lección de Thomas Jefferson: “A los ricos lo único que les pedimos es que inviertan sus ganancias para generar más riqueza y empleos, y que paguen cumplidamente sus impuestos”.Laila es una niña y no podía saber que su carta y gesto solidario tendría tantas implicaciones concretas, pues Rajan tomó medidas que lograron frenar la devaluación y la rupia se fortaleció frente al dólar. También le devolvió los veinte dólares a la niña, quien los guardó, enmarcados junto con la carta.No puede decirse que todo se ha mejorado en la India luego de la ya famosa carta infantil. Pero sí que despertó conciencias dormidas, rescató el valor de la solidaridad y puso en primer plano de la discusión sobre el futuro de la sociedad a valores universales que frecuentemente se extravían en medio de las urgencias administrativas de los Estados.Una lección de especial significado y no sólo para la India: hay que escuchar todas las voces, incluyendo aquellas que proceden de quienes presumimos que tienen poco o nada por decir.

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