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Las obras necesarias

Cumplidos los trámites legales para conseguir los recursos y las autorizaciones de rigor, el Municipio de Cali anunció un paquete de obras dirigidas a mejorar la movilidad de una ciudad que requiere desarrollar la infraestructura que demandan sus habitantes.

12 de agosto de 2018 Por: Editorial .

Cumplidos los trámites legales para conseguir los recursos y las autorizaciones de rigor, el Municipio de Cali anunció un paquete de obras dirigidas a mejorar la movilidad de una ciudad que requiere desarrollar la infraestructura que demandan sus habitantes. Es la oportunidad de empezar a ponerse al día con inversiones que por múltiples razones se han ido aplazando a pesar de ser una necesidad.

El Concejo Municipal autorizó a la Alcaldía para comprometer $65.495 millones de vigencias futuras, recursos que serán utilizados en cuatro proyectos. Son ellos: la pavimentación de la llamada vuelta a Occidente, en la zona montañosa que comprende a los corregimientos Ventiaderos, Pichindé y la Leonera; el puente de la carrera 100 con calle 25, indispensable para desatascar el tráfico automotor del sur, y del cual se ha polemizado durante 25 años; el retorno en la vía de doble calzada entre Cali y Jamundí, que desde su construcción se había convertido en un obstáculo absurdo; y la ampliación a 235 kilómetros de la red de ciclovías, una vieja promesa que ha enfrentado cualquier cantidad de obstáculos.

Como puede observarse, son necesidades sentidas que, sin embargo, nunca fueron resueltas, entre otras razones porque durante más de una década las arcas municipales sufrieron el impacto de la politiquería, la corrupción y la mala administración, lo que ocasionó que Cali tuviera que padecer un convenio de desempeño, mientras sus ingresos languidecían en la falta de gestión y los contratos leoninos para su administración.

Todo eso ha sido resuelto en los últimos seis años, y ahora la ciudad genera excedentes en sus recursos, además de haber recuperado su capacidad de endeudamiento. Ello le ha permitido desarrollar programas de contenido social y devuelto la confianza a sus gobernantes. Ahora es el momento de enfrentar el atraso en materia de infraestructura, que además de las obras mencionadas incluye la ampliación de los ingresos por el sur.

Esa inversión es inaplazable, en la medida en que los caleños han pagado sus impuestos y debe devolvérseles también en obras para su movilidad. Más aún, el esfuerzo debe incluir la terminación de las llamadas megaobras que están siendo pagadas por valorización. Así ese proyecto haya sido mal diseñado por sus autores originales, en la administración del exalcalde Jorge Iván Ospina, al municipio le corresponde conseguir los recursos para cumplir con una propuesta que incluye obras tan cruciales como el ingreso por la carretera al mar que afecta a cerca de doscientos mil habitantes.

Todas son necesidades que tiene Cali y que han sido aplazadas también por la falta de planeación y de decisión. Lo cierto es que la Administración tiene hoy los recursos necesarios para atender lo que se ha convertido en un dolor de cabeza, una red de vías que ya no satisface la demanda producida por el crecimiento desbordado en el número de vehículos durante los últimas décadas.

Por eso son obras necesarias que deben ser construidas con rapidez y respaldadas por los caleños, quienes tienen que aportar la paciencia y la colaboración, que se requiere, para lograr el resultado que todos esperamos.

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