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Las Navidades

"El reencuentro con Dios es lo que hace posible la manifestación de este anhelo que le opone paz a la guerra, honestidad a la corrupción, bondad al mal, humildad a la arrogancia y generosidad a la avaricia".

24 de diciembre de 2012 Por:

"El reencuentro con Dios es lo que hace posible la manifestación de este anhelo que le opone paz a la guerra, honestidad a la corrupción, bondad al mal, humildad a la arrogancia y generosidad a la avaricia".

Con más de mil setecientos millones de fieles en el mundo, la cristiandad celebra el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús.Es una fecha especial, llena de alegría y esperanzas. En ella se renueva la fe en Dios y, por coincidir con el fin de año, es ocasión propicia para revisar los males que nos agobian y propender por la rectificación de los errores. Es una época de contrición de corazón y de manifestación de los sentimientos de solidaridad que están presentes en el alma de cada creyente en Cristo.También es época de celebración, para agasajar al recién nacido, que representa a Dios entre los hombres. De allí la especial importancia que adquiere el rememorar el santo nacimiento en compañía de la familia y especialmente de los niños. Si se quiere, Navidad es una fiesta que se celebra alrededor de la infancia, ambientada por cantos infantiles y renovadas promesas de adhesión a la Divinidad.En las Navidades, millones de niños inician su acercamiento a los ideales cristianos y comienzan a transitar el arduo camino de la fe en Dios. Sus familias se encargan de que esas sean unas fechas gratas, de adoración, de actividades compartidas, de presentes y de sana alegría. Los recuerdos infantiles de las Navidades serán siempre un poderoso factor para que el creyente no pierda el rumbo y vacile en su fe, cuando se enfrenta con las adversidades de la vida.De allí que los males que nos agobian, en Colombia y en el mundo, terminen por pesar menos al lado de la esperanza que despiertan las Navidades. El reencuentro con Dios es lo que hace posible la manifestación de este anhelo que le opone paz a la guerra, honestidad a la corrupción, bondad al mal, humildad a la arrogancia y generosidad a la avaricia. En esta fecha resulta poderoso el mensaje que pregona la superioridad del Bien sobre el Mal.Y, desde luego, la importancia de creer en Dios. Lo dijo el papa Benedicto XIV en su mensaje de Navidad: “En este día solemne resuena el anuncio del ángel, que es también una invitación para nosotros, hombres y mujeres del tercer milenio, a acoger al Salvador. Que los hombres de hoy no duden en recibirlo en sus casas, en las ciudades, en las naciones y en cada rincón de la tierra. Es cierto que en el milenio concluido hace poco, y especialmente en los últimos siglos, se han logrado tantos progresos en el campo técnico y científico; son ingentes los recursos materiales de los que podemos disponer. No obstante, el hombre de la era tecnológica, si se encamina hacia una atrofia espiritual y a un vacío del corazón, corre el riesgo de ser víctima de los mismos éxitos de su inteligencia y de los resultados de sus capacidades operativas. Por eso es importante que abra la mente y el corazón a la Navidad de Cristo, acontecimiento de salvación capaz de imprimir renovada esperanza a la existencia de todo ser humano”.Así, las navidades deben ser más época de solidaridad, de caridad y de generosidad, que momentos de lamento y desesperanza. De allí que los pueblos cristianos del mundo hagan de ella una fiesta de la infancia, que es lo más puro y promisorio que poseemos.

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