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Las dudas de Europa

"...cada vez es más claro que no basta crear una moneda única y un mercado común, si no hay decisiones políticas que respalden la solidez de esa moneda y la estabilidad de ese mercado. Es entonces cuando se hacen notorios los problemas generados por la negativa a adoptar una Constitución para toda Europa".

2 de marzo de 2012 Por:

"...cada vez es más claro que no basta crear una moneda única y un mercado común, si no hay decisiones políticas que respalden la solidez de esa moneda y la estabilidad de ese mercado. Es entonces cuando se hacen notorios los problemas generados por la negativa a adoptar una Constitución para toda Europa".

Un paso adelante, dos para atrás, parece ser la mejor forma de describir lo que está sucediendo alrededor de la deuda de Grecia, de la necesidad de tomar decisiones para salvar el euro y de la obligación de resolver las dudas que se abaten sobre economías tan grandes como las de Italia y la de España. Más se demoran los jefes de Estado de Francia o Alemania en anunciar el acuerdo para otorgar otro salvamento a los griegos que sus ministros en expresar sus dudas, ante la reticencia del gobierno de Atenas en aplicar las medidas que se le reclaman para entregarle el salvamento por 130.000 millones de euros, incluido el perdón de deudas con el sistema financiero privado por 100.000 millones de euros. La causa está pues en la poca credibilidad del compromiso que tienen los deudores y la dificultad para la Comunidad Europea de obligarlos a mantener la disciplina fiscal que garantice el cumplimiento de los compromisos.Ese ejemplo sirve para explicar las reticencias de Alemania en comprometerse a aportar para lo que se ha llamado el Mecanismo Europeo de Estabilidad, MEE, que con un capital de $500.000 millones de euros ha sido descrito como un ‘cortafuegos’ para contener el incendio de la crisis que se llevó la economía de Grecia, Irlanda y Portugal y arde en Italia y España. Y el problema no es por ahora cómo reactivar esas economías sino cómo impedir que la crisis se lleve la estabilidad del sistema financiero, comprometida por las cuantiosas y onerosas deudas adquiridas para financiar el déficit que ocasionó la propensión incontrolada al gasto. Por eso, y a diferencia de los Estados Unidos que no se demoró para tomar decisiones y conjurar la crisis causada por la especulación, Europa lleva dos años en duda y demorando la creación de los fondos de rescate necesarios para recuperar la liquidez y superar la recesión. Es que los europeos no creen en la voluntad de cumplir el compromiso de sus socios en la adopción de una política seria de control al gasto y de reducción de los déficits fiscales que en algunos casos superan el 200% del PIB. Y mientras eso no ocurra, será difícil que alguien obligado a responder por la solidez de las finanzas alemanas, dé el paso para salvar sus vecinos.Así, cada vez es más claro que no basta crear una moneda única y un mercado común, si no hay decisiones políticas que respalden la solidez de esa moneda y la estabilidad de ese mercado. Es entonces cuando se hacen notorios los problemas generados por la negativa a adoptar una Constitución para toda Europa. En otros términos, la necesidad de complementar medidas de tipo económico con decisiones políticas tan profundas como la entrega de la independencia fiscal a una entidad de carácter supranacional como la Unión Europea. Allí, en el complejo entramado político de la UE con su natural ingrediente de desconfianza entre la variada gama de sus integrantes, y la capacidad de reaccionar en forma rápida con decisiones que son tomadas por un solo gobierno, el de los Estados Unidos, está la diferencia para encontrar soluciones rápidas y efectivas, por difíciles que ellas sean.

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