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Las apuestas en México

En medio de una economía desacelerada, con un gobierno en caída libre en las encuestas y el lastre de una corrupción que no cede, los mexicanos comienzan a prepararse para las elecciones presidenciales y de Congreso que se realizarán el próximo año.

10 de septiembre de 2017 Por: Editorial .

En medio de una economía desacelerada, con un gobierno en caída libre en las encuestas y el lastre de una corrupción que no cede, los mexicanos comienzan a prepararse para las elecciones presidenciales y de Congreso que se realizarán el próximo año.

El primer asalto de esta contienda se vivió el pasado mes de junio cuando las fuerzas políticas se disputaron la jefatura de cuatro estados. Aunque el Partido Revolucionario Institucional, PRI, se quedó con dos de ellos, los resultados fueron interpretados como un rechazo a la gestión del presidente Enrique Peña Nieto, uno de los mandatarios más impopulares en la historia.

El Estado de México fue el escenario en el que se anticipó cómo podrían ser las elecciones del próximo año. Si bien el candidato del PRI se llevó el triunfo, las cifras muestran el retroceso del partido. En esta oportunidad Alfredo Del Mazo ganó con el 30 % de los votos, mientras que su antecesor, en el 2011, lo había logrado con el 65 %. Y a pesar de haber sido uno de los comicios más cuestionados por la campaña sucia y la cantidad de dinero oficial que circuló para asegurar el triunfo, el PRI ganó pudo ganar con una diferencia de apenas tres puntos.

La paradoja fue que el partido derrotado, Morena, y su líder, el eterno candidato de izquierda Manuel López Obrador, reverdeció laureles y emergió como uno de los candidatos más opcionados para llegar al Palacio de Los Pinos. Tanto Morena como la izquierda tradicional, lograron sumar el 50 % de los votos en el Estado de México, lo que encendió las alarmas en el PRI y en el decaído movimiento conservador del PAN.

Muy pocos dudan que López Obrador tiene la gran posibilidad de concretar su sueño de ser el presidente mexicano, después de sus dos frustradas experiencias anteriores. La conclusión que dejaron las elecciones de junio es que la izquierda mexicana ganaría las presidenciales si llegara unida, pero esa posibilidad se ve lejana si se tiene en cuenta el carácter mesiánico que ha acompañado al hoy líder de Morena.

Sin embargo, el golpe ha sido acusado por el presidente Peña Nieto, quien con niveles de impopularidad del 70 % sabe que tiene muy poca maniobrabilidad para dejar un sucesor. Por eso, lo que se está gestando en México es una alianza impensable hace unos años entre el Partido de Acción Nacional, PAN, y la izquierda.

Este inédito acuerdo ideológico buscaría desalojar al PRI del poder y evitar la llegada del populismo a la Presidencia mexicana. A su vez el partido oficialista no se ha quedado quieto y a pesar del desgaste de Peña Nieto, las denuncias por corrupción en su gobierno y el bajo crecimiento económico, lejos del 5 % que se vaticinaba, busca también sus alianzas con la izquierda para horadar la fortaleza de López Obrador.

Lo que se viene en México será un pulso ideológico donde López Obrador tratará de desprestigiar las gestiones de los partidos tradicionales PRI y el PAN; mientras sus opositores recurrirán al fantasma populista que encarna el polémico candidato de la izquierda azteca.

Así, las elecciones en México serán una reedición de la historia que ha vivido América Latina.

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