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La última etapa

"Las miradas están puestas en los cambios legales y constitucionales que faltan y en el cumplimiento sin dificultades de la desmovilización, así como de la aplicación de los principios de la justicia restaurativa que dará paso a la reintegración definitiva de los miembros de las Farc a la vida nacional".

8 de enero de 2017 Por:

"Las miradas están puestas en los cambios legales y constitucionales que faltan y en el cumplimiento sin dificultades de la desmovilización, así como de la aplicación de los principios de la justicia restaurativa que dará paso a la reintegración definitiva de los miembros de las Farc a la vida nacional".

Con la aprobación de la ley de amnistía se inició en firme la última etapa del proceso de paz con las Farc. Ahora, las miradas están puestas en los cambios legales y constitucionales que faltan y en el cumplimiento sin dificultades de la desmovilización, así como de la aplicación de los principios de la justicia restaurativa que dará paso a la reintegración definitiva de los miembros de ese grupo a la vida nacional.La ley de amnistía fue la primera iniciativa aprobada por el Congreso mediante el procedimiento de la vía rápida que reduce los trámites y limita de manera importante las facultades de los legisladores para participar en su contenido. Ese mecanismo demostró su efectividad, aunque siempre se extrañará el debate democrático y abierto que caracteriza la elaboración de leyes en Colombia.Es importante anotar que esa norma será revisada por la Corte Constitucional, aunque ésta no tendrá los plazos amplios ni el campo de acción que la Carta establece en condiciones normales. Igual ocurrirá cuando sea presentado a su consideración el Acto Legislativo que creará la Jurisdicción Especial, y con el cual se oficializarán limitaciones de gran importancia para todas las Altas Cortes.Por supuesto, quedarán en el aire muchas inquietudes sobre las decisiones que la coalición mayoritaria que apoya al Gobierno y respalda el acuerdo con las Farc está aprobando en el Congreso. Pero, como se ha dicho, se trata de usar vías excepcionales para asegurar la Paz como un bien supremo que beneficia a toda la Nación.En forma paralela, y una vez definido el día D del acuerdo del Teatro Colón, han empezado a establecerse las zonas donde se reunirán los integrantes de las Farc. Para ello están funcionando los grupos de garantes y la misión de monitoreo y verificación de la ONU. Y aunque con dificultades que pueden ser superadas, todo indica que avanza esa crucial etapa que culminará con la dejación definitiva de las armas.Todo ello está funcionando sobre la base de la buena fe. Más que un discurso que se usa en estas ocasiones, ese es el requisito fundamental para crear confianza entre las partes. Y, ante todo, para romper el escepticismo de muchos de los colombianos que no creen en la buena voluntad de las Farc.No hay duda que lo que está ocurriendo es un hecho inédito en la historia de nuestro país, por lo cual el camino para lograr el objetivo se debe construir con paciencia y cuidado sumo. El gran reto tanto del Gobierno como de las Farc es sumar el respaldo de la mitad de los colombianos que aún tienen dudas sobre las ventajas de hacer excepciones profundas al ordenamiento jurídico para terminar un conflicto con más de cincuenta años causando dolor y destrucción.Por eso, el Gobierno y la guerrilla tienen que hacer un gran esfuerzo para llevar a buen término la etapa que se inicia. En ese orden de ideas, es necesario evitar que incidentes enojosos pero menores como el baile de fin de año de las Farc con participación de delegados de la ONU terminen siendo detonantes de controversias y de declaraciones altisonantes que ponen en peligro lo que el Gobierno ha construido con paciencia en los últimos seis años.

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