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La tarea inconclusa

Si bien se deben reconocer los esfuerzos por tener unas políticas públicas más efectivas y coherentes con la realidad ambiental del país, así como por el despertar de la conciencia entre los colombianos sobre del cuidado de los recursos y su entorno, el camino aún se recorre de manera lenta y presenta baches para garantizar el cumplimiento y el respeto de las normas.

30 de enero de 2016 Por:

Si bien se deben reconocer los esfuerzos por tener unas políticas públicas más efectivas y coherentes con la realidad ambiental del país, así como por el despertar de la conciencia entre los colombianos sobre del cuidado de los recursos y su entorno, el camino aún se recorre de manera lenta y presenta baches para garantizar el cumplimiento y el respeto de las normas.

Luego del atraso que significó caer 75 puestos en el ranking mundial de medición ambiental dos años atrás, Colombia ha avanzado en la tarea de preservar sus ecosistemas y recursos naturales. El esfuerzo sin embargo es insuficiente para un país de la cuenca amazónica y con la tercera riqueza en biodiversidad del Planeta.El índice de Desempeño Ambiental publicado por las universidades de Yale y Columbia, con el acompañamiento del Foro Económico Mundial, ubica en su informe del 2016 a Colombia en la posición 57 entre 180 naciones a las que se les hace seguimiento. Ello significa que el país subió 28 escalones y entró en un proceso de recuperación importante, aunque lento y con escollos.El análisis estudia nueve áreas y 20 indicadores importantes para la preservación del medio ambiente y, además, para la buena salud de la población. Mientras se registra una mejoría en la calidad del aire que respiran los colombianos, calificada con 91,04 puntos, y otra leve en la protección de sus recursos hídricos así como en el acceso al agua y la sanidad, decrece la efectividad de sus políticas ambientales para garantizar que la agricultura y la pesca sean sostenibles y limpias. Los puntajes en esos ítems apenas llegan a 29 y 32 respectivamente.El trabajo para proteger y recuperar su biodiversidad y hábitats naturales sigue teniendo una calificación alta, aunque sin muchas señales de avance. Igual sucede con la preservación de sus bosques, estancada en negativo con un promedio anual de 140.000 hectáreas deforestadas, pese a las promesas hechas de reducir a cero la tala ilegal de árboles antes del año 2020. Esos son algunos de los factores que han llevado a que Colombia produzca emisiones cada vez más altas y concentradas de dióxido de carbono, que no deberían registrarse en uno de los países más verdes y con más recursos naturales del mundo. Tampoco debería ser una nación que sólo hace parte del promedio mundial en cuanto a protección y salud ambiental, como se concluye al revisar el Índice de Desempeño publicado este año, donde se representa al país con un color gris que pasa inadvertido entre la intensidad del azul de los más protectores y el rojo de quienes se rajan.A mayor riqueza en ecosistemas, hábitats y biodiversidad, más esfuerzo se debe hacer por conservarlos y garantizar su supervivencia hacia el futuro, una responsabilidad que tiene Colombia con su población y con el resto del planeta. Si bien se deben reconocer los esfuerzos por tener unas políticas públicas más efectivas y coherentes con la realidad ambiental del país, así como por el despertar de la conciencia entre los colombianos sobre del cuidado de los recursos y su entorno, el camino aún se recorre de manera lenta y presenta baches para garantizar el cumplimiento y el respeto de las normas.Cómo avanzar para que la Nación sea protagonista de su protección ambiental es, al final, para lo que sirve saber cuáles son sus debilidades y cómo está frente al resto del mundo. Compromiso que no es exclusivo de los gobiernos sino de la sociedad y de cada uno de sus habitantes.

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