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La Reforma no convence

...por encima del debate legislativo, lo que se está evidenciando es una inconveniente puja de poderes que ninguna relación tienen con el mejoramiento de la Justicia, el servicio público más importante en la construcción de una sociedad pacífica y respetuosa de la ley como fuente de seguridad y tranquilidad.

8 de febrero de 2017 Por:

...por encima del debate legislativo, lo que se está evidenciando es una inconveniente puja de poderes que ninguna relación tienen con el mejoramiento de la Justicia, el servicio público más importante en la construcción de una sociedad pacífica y respetuosa de la ley como fuente de seguridad y tranquilidad.

A punto de pasar el cuarto de los ocho debates necesarios para convertir su contenido en preceptos constitucionales, la Reforma a la Justicia propuesta por el Gobierno sigue levantando la polémica sobre sus bondades y conveniencias. Es el momento para que la dirigencia nacional se pregunte por qué es tan difícil lograr el cambio que necesitan y reclaman los colombianos para lograr que se cumplan los principios que hacen efectiva la promesa del Estado de ofrecer rápida y cumplida Justicia.Es muy posible que al terminar la presente legislatura, el Congreso haya aprobado el cuarto debate a la Reforma. Pero, con seguridad, su contenido se parecerá muy poco a la propuesta inicial. A manera de ejemplo, ya no podrá hablarse de la liquidación del Consejo de la Judicatura y ahora se pretende crear una especie de Supercorte que investigue y juzgue a los funcionarios con fueros especiales y le quite a la Corte Suprema esa atribución con respecto a los congresistas. Son muchos y muy variados los aportes que ha sufrido el proyecto, al punto en que ya puede calificarse como una especie de árbol de Navidad al cual se le cuelgan toda suerte de regalos. Y mientras las Cortes de Justicia se retiran del debate al que fueron invitadas para tratar de generar una decisión consensuada, el Gobierno reconoce las falencias de lo que hace tránsito en el Congreso, prometiendo que en la próxima vuelta se resolverán los nudos que en su criterio producen las reacciones negativas.Pero por encima del debate legislativo, lo que se está evidenciando es una inconveniente puja de poderes que ninguna relación tienen con el mejoramiento de la Justicia, el servicio público más importante en la construcción de una sociedad pacífica y respetuosa de la ley como fuente de seguridad y tranquilidad. O, ¿cómo puede llamarse el forcejeo por las atribuciones a los jueces para formar ternas de contralores municipales y departamentales o para designar el Fiscal General de la Nación?Es una disputa que no resuelve conflictos que le restan credibilidad al Estado, como la pelea de las tutelas contra sentencias judiciales. Y que no sirve para acabar con la impunidad proverbial en los procesos que adelanta la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, donde muere cualquier intento por hacer justicia a los magistrados y dirigentes públicos con fuero. Como no hará posible acabar con el foco de favoritismos y actuaciones cuestionables que con frecuencia se descubren en el Consejo Superior de la Judicatura.Ojalá el Gobierno Nacional analice con detenimiento lo que está sucediendo. Infortunadamente, lo que ocurre con la Reforma da a entender que Colombia parece condenada a no lograr una Justicia que corrija los problemas que padece por culpa de la morosidad, la falta de presupuesto y el excesivo formalismo que afecta a los ciudadanos y obstaculiza su acceso. Ahora es muy posible que cuando termine la legislatura se hayan cumplido los trámites en el Congreso pero no quedará duda que lo que salga de ahí no responde a las necesidades de la Nación.

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