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La realidad de la economía

"En ese escenario ya debe ser reconocido que nuestra situación económica ha cambiado en forma dramática. Y que ya no estamos en la época de las vacas gordas de la bonanza petrolera"

8 de julio de 2016 Por:

"En ese escenario ya debe ser reconocido que nuestra situación económica ha cambiado en forma dramática. Y que ya no estamos en la época de las vacas gordas de la bonanza petrolera"

Paro camionero, devaluación, el fenómeno de El Niño. Son muchos los fenómenos que hoy están afectando la vida diaria de los colombianos por la vía de deteriorar su capacidad adquisitiva. Es la inflación que llega ya al 8,6% en el período comprendido entre los meses de junio de 2015 y 2016, convirtiéndose en factor de intranquilidad que debe ser analizado con franqueza y sin especulaciones para conjurar su amenaza de desestabilizar la economía colombiana. Sin duda, la sequía que produjo el más prolongado fenómeno climático de los últimos tiempos llevó a generar carestía en los productos alimenticios de la canasta familiar. Y también es cierto que el paro de un sector de los transportadores, que lleva ya 30 días y no tiene señales de terminar pronto, está incidiendo en los precios de todos los artículos que deban ser transportados por ese medio.Algunos sectores del Gobierno insisten en calificar esos factores como temporales, y en lanzar estimativos sobre su temporalidad y sobre el regreso a la normalidad. Pero no parecen tener en cuenta que hoy seguimos importando más de 10 millones de toneladas de alimentos al año, cuando el peso ha experimentado una devaluación del 50%. Y que, así existan algunos indicios de que se está reactivando la siembra de productos para sustituir los importados, esos asomos no parecen ser lo suficientemente fuertes como para hablar de una tendencia constante.Quedan entonces factores como el Gasto Público que se mantiene alto pese a los recortes que ha aplicado el Gobierno. Es un gasto que produce déficit fiscal y por lo tanto impulsa la especulación y el nerviosismo, más aún cuando llevamos muchos meses debatiendo una reforma tributaria que aún no ha sido presentada por razones políticas. Esa es la contribución de la política fiscal a lo que está sucediendo en la economía.Para contener esa tendencia, que no es pasajera como quieren presentarla algunos, el Banco de la República como autoridad monetaria ha aplicado sus recetas para cumplir su obligación constitucional de preservar la capacidad adquisitiva del peso. Es decir, subir las tasas de interés para contraer la oferta monetaria, el consumo y el crédito. Y tratar de reducir el ritmo de la devaluación que produce inflación al aumentar el valor de los alimentos importados.En ese escenario ya debe ser reconocido que nuestra situación económica ha cambiado en forma dramática. Y que ya no estamos en la época de las vacas gordas de la bonanza petrolera, donde nos acostumbramos a gastar porque nuestro peso sufría una revaluación que, entre otros efectos, golpeó a los productores nacionales mediante la competencia de las importaciones baratas.Ahora entramos en otro ciclo, que requiere sinceridad para reconocerlo y de medidas eficaces para enfrentarlo. Es la inflación, el peor de los impuestos para los estratos medios y bajos de la población. Para ello se necesita de una política económica distinta, que evite los errores del pasado donde el Estado seguía gastando y la credibilidad en Colombia se deterioró hasta límites insospechados para los bolsillos de toda la Nación.

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