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La pesadilla del fútbol

31 de agosto de 2010 Por:

"Tanto el Estado como la División Mayor del Fútbol, Dimayor, hacen mutis por el foro..."

Deudas a sus jugadores, deudas en impuestos como el IVA o la retención en la fuente. Deudas a la seguridad social, a los proveedores y a sus propios funcionarios, es el balance de casi todos los equipos profesionales de fútbol en Colombia. Y frente a ese panorama, el Estado que debe proteger los derechos parece un convidado de piedra.Hace dos semanas, los jugadores del América de Cali se negaron a jugar mientras no se les cancelara alguna de las ocho o más quincenas que les adeudaban. Ayer, el Once Caldas de Manizales fue sorprendido por el paro de sus integrantes, a quienes no se les paga hace dos meses y medio. Y mientras la nómina del Santa Fe de Bogotá, flamante líder del rentado colombiano, anuncia la rebaja de sus salarios con tal de que les paguen, equipos como el Deportivo Cali, el Pereira, el Pasto, el Quindío, el Cortuluá o el Real Cartagena completan meses sin satisfacer sus obligaciones laborales.Pero el problema no se queda allí. Hace pocos meses, el Club los Millonarios fue sancionado con 100 salarios mínimos mensuales, por no pagar los servicios de salud de sus deportistas. Y se presentan casos como el de Diego Cortés, campeón con el Deportivo Pasto y quien tuvo un accidente que lo dejó parapléjico. En ese momento se supo que equipos con los cuales trabajó no pagaron la seguridad social, por lo cual no pudo recibir la pensión que le correspondía por su invalidez.Los ejemplos abundan. Y mientras el aparato publicitario se empeña en cubrir el drama que padecen los futbolistas que no tienen con qué educar a sus hijos o transportarse a los sitios de entrenamiento, la calidad del balompié colombiano decae, porque los equipos se quedan sin figuras, que son vendidas a temprana edad para paliar en algo su crisis crónica, cuando no lo hacen para llenar los bolsillos de algunos intermediarios.Y tanto el Estado como la División Mayor del Fútbol, Dimayor, hacen mutis por el foro, permitiendo que se inicie un torneo cuyos actores amenazan ruina. Si bien el fútbol es una actividad privada, la obligación de las autoridades es garantizar que se cumpla con las obligaciones laborales y de seguridad social de los equipos de fútbol con sus jugadores. Y la de la Dimayor es garantizar que se respeten esas obligaciones y se honren los compromisos, además de procurar que se mejore la calidad del espectáculo por el cual recibe miles de millones de pesos de sus patrocinadores.Pues eso es precisamente lo que no está ocurriendo en el fútbol colombiano. Y la consecuencia se ve también en la creciente pérdida de aficionados e hinchas que, desencantados por lo que está sucediendo, se alejan de los estadios, siendo reemplazados por las ‘barras bravas’, agrupaciones que usan la violencia y destruyen la mística en el deporte más popular de Colombia. Por eso, el Estado y las directivas del fútbol tienen que movilizarse para obligar a que se paguen los salarios a los futbolistas. Para que los equipos respondan por sus obligaciones fiscales y de seguridad social. Es decir, para rescatar el fútbol colombiano de esa pesadilla prolongada y destructiva en que está atrapado.

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