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La paz ambiental

Cómo enmendar los perjuicios al medio ambiente y a la población aledaña es otro más de los asuntos en los que la Nación debe pensar en estos tiempos en que se habla de posconflicto. Al mismo tiempo es necesario determinar qué se debe hacer para construir una historia diferente, en la que la recuperación sea el primer paso y el uso de manera tanto responsable como sostenible de los recursos naturales permita llevar una nueva esperanza a tantas regiones del país.

12 de marzo de 2016 Por:

Cómo enmendar los perjuicios al medio ambiente y a la población aledaña es otro más de los asuntos en los que la Nación debe pensar en estos tiempos en que se habla de posconflicto. Al mismo tiempo es necesario determinar qué se debe hacer para construir una historia diferente, en la que la recuperación sea el primer paso y el uso de manera tanto responsable como sostenible de los recursos naturales permita llevar una nueva esperanza a tantas regiones del país.

Los 4,1 millones de barriles de petróleo que han caído a los ríos colombianos en 30 años por los atentados terroristas, son un ejemplo de por qué hay que pensar en el medio ambiente mientras se firma la paz con las Farc. Además de recuperar lo perdido, es necesario planear un desarrollo sostenible, que beneficie al país y proteja sus recursos naturales.El daño ambiental ocasionado a Colombia durante décadas de conflicto armado es aún más grave que sólo el derrame de petróleo, el cual para hacerse una idea equivale a la misma cantidad que cayó en el 2010 en el Golfo de México luego de la explosión de una plataforma marítima de la British Petroleum. A tal tragedia se suman la deforestación que ha sido tres veces más alta en zonas de influencia de la guerrilla, la minería ilegal presente en el 38% de esos municipios o los cultivos ilícitos que en un 87% se han hecho en territorios de guerra.En medio de ese desastre están las comunidades, afectadas porque sus entornos han sido destruidos de manera sistemática desde hace décadas, obligadas a abandonar sus tierras o sometidas a las exigencias de una guerrilla que se ha enriquecido a costa de los recursos naturales de la Nación o de los negocios ilícitos. A ello se suman la ausencia del Estado más la incapacidad de las autoridades para ejercer el control en esas regiones, lo que en la práctica ha dejado millones de hectáreas y otro tanto número de colombianos, abandonados a su suerte.Cómo enmendar los perjuicios al medio ambiente y a la población aledaña es otro más de los asuntos en los que la Nación debe pensar en estos tiempos en que se habla de posconflicto. Al mismo tiempo es necesario determinar qué se debe hacer para construir una historia diferente, en la que la recuperación sea el primer paso y el uso de manera tanto responsable como sostenible de los recursos naturales permita llevar una nueva esperanza a tantas regiones del país.La paz también llegará a los bosques, ríos y páramos en la medida en que se fortalezcan las instituciones encargadas de su recuperación y conservación. Además si se desarrollan modelos económicos y productivos sostenibles, mientras se les hace un acompañamiento a las comunidades para que vuelvan a creer en sus tierras y se convenzan que vale la pena regresar para cuidar su entorno. Para lograrlo se necesita acompañar los planes con una pedagogía ambiental para que cada colombiano defienda los recursos naturales y la riqueza única que convierte en privilegiado al país. Ello demanda invertir un capital importante durante los próximos 15 años, que de acuerdo a las proyecciones hechas por Planeación Nacional puede estar entre 7 y 10 billones de pesos. Mientras tanto en las cuentas optimistas del Gobierno la firma de la paz significaría un ahorro anual de $7,1 billones en asuntos ambientales.Ahora, sólo hay que esperar que concluyan los diálogos de La Habana y se llegue a un acuerdo en el menor tiempo. Y que en el entretanto se definan los caminos para la recuperación ambiental y el apoyo a los colombianos, que han pagado tan alto precio por 60 años de conflicto armado.

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