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La novela de Khashoggi

La crisis por la desaparición del periodista es un momento de alta tensión para Trump, que en los dos últimos años ha reforzado su relación con el reino saudí.

14 de octubre de 2018 Por: Editorial .

Reúne todos los elementos de las historias que le encantan a Hollywood. Lo perverso es que se trata de un hecho real al que le faltan varios nudos por desatar y donde el desenlace no ha llegado todavía.

La desaparición y probable muerte de Yamal Khashoggi, crítico del régimen de Arabia Saudita, ha abierto un boquete en las relaciones entre Estados Unidos y el reino petrolero. El periodista saudí vivía en Estados Unidos, a donde llegó huyendo de las fuerzas de seguridad saudíes que lo tenían en la mira por sus críticas al reino wahabita. A comienzos de octubre, el comunicador entró al consulado saudí en Estambul para hacer un trámite y nunca se le vio salir.

Desde ese momento se desconoce su paradero. Aunque en un principio, aliados de Arabia Saudita como Turquía, Estados Unidos y el Reino Unidos dieron largas a la controversia, las acusaciones fueron aumentando con los pedidos de explicaciones. La crisis diplomática ya es una realidad y al presidente Trump le ha tocado hacer duras advertencias a su más importante aliado en la región. “Vamos a llegar hasta el final de esto y habrá un castigo severo”, advirtió el mandatario estadounidense.

La crisis por la desaparición del periodista es un momento de alta tensión para Trump, que en los dos últimos años ha reforzado su relación con el reino saudí. En el pasado, ha ignorado las denuncias de abusos contra los derechos humanos. Arabia Saudita fue el primer país que visitó como presidente y con el que estableció un acuerdo millonario para venta de armas, y su yerno Jared Kushner mantiene una estrecha relación con el príncipe heredero Mohamed bin Salman.

Las autoridades turcas, que aportaron grabaciones de Khashoggi entrando al consulado, sospechan que el columnista de The Washington Post fue asesinado por agentes saudíes que llegaron al país. Turquía confía en que Estados Unidos presione lo suficiente para determinar el paradero del periodista. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos también interceptaron una conversación en la que oficiales saudíes hablaban de una operación secreta para hacerlo volver a su país de origen, desde Virginia, donde residía.

Inglaterra no se quedó atrás y advirtió que si estas acusaciones son ciertas habrá serias consecuencias. El reino saudita rechazó los señalamientos. A través de una comunicación oficial advirtió que no tolerará ninguna amenaza de sanciones económicas o presiones políticas.

Por ahora, Turquía aceptó la conformación de un equipo conjunto con agentes de Arabia Saudita para investigar la desaparición de Khashoggi. Mientras Estados Unidos está en una encrucijada entre sus aliados más fuertes de Oriente Medio y Turquía, el gozne entre Europa y el mundo árabe se radicaliza en el Islam y se acerca cada vez más a Rusia.

Pese a ello, muy pocos creen que Trump esté dispuesto a romper los lazos de Estados Unidos con el reino. Como en otros casos del pasado, todo parece indicar que aquí se impondrá la ‘realpolitik’ y prevalecerán los intereses geoestratégicos que convierten a Arabia Saudita en un jugador definitivo en una región convulsa.

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