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La muerte de Kirchner

29 de octubre de 2010 Por:

"Será el momento para saber si el apellido Kirchner y el régimen que creció a la sombra ..."

Duro, ambicioso, absorbente, infatigable. Son algunos de los calificativos con los cuales se ha descrito la trayectoria de Néstor Kirchner, ex presidente de Argentina y secretario de Unasur que murió el pasado miércoles en la localidad de El Calafate, donde nació. Su trayectoria es imposible desligarla de la de su señora Cristina. En épocas de grandes dificultades para su nación, el apellido Kirchner surgió para encarnar el liderazgo que llevó a superar la crisis de principios del Siglo XXI, signada por el rotundo fracaso del neoliberalismo que llevó a Argentina a niveles de endeudamiento impagables y de una inédita degradación económica y social. En el 2003, el país austral vio llegar a su Presidencia a Néstor, con su avasallante estilo y su discurso populista y demagógico, del más clásico corte peronista.Ese Presidente logró detener la caída de Argentina, que desnudaba la mentira de la prosperidad paga al debe en las épocas de Carlos Saúl Menem. A Kirchner le tocó enfrentar la jauría de acreedores que se peleaban a dentelladas los pocos recursos que poseía el país austral en los bancos internacionales. Y logró un sorprendente resultado, consiguiendo devolverles la confianza a los argentinos y un crecimiento que en algunos años llegó al 8%. Pese a los escándalos, tales resultados le permitieron conservar un altísimo respaldo en la opinión pública de su país.Y le permitieron elegir a Cristina como su sucesora, una hábil maniobra con la cual evitó que su posible reelección inmediata despertara la inquietante posibilidad de escalar los ataques de sus opositores. Así alargó la vigencia del régimen que crecía a su alrededor. Un régimen que buscó y consiguió el ala protectora de la bonanza petrolera de Venezuela, al lograr que Hugo Chávez le tendiera la mano y evitara la quiebra de Argentina a manos de sus acreedores. No le fue difícil entonces convertirse en aliado interesado del discurso que rechaza la intromisión de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, uno de los grandes acreedores de Argentina.Como tampoco le fue difícil pelear con la Corte Suprema de Justicia, o embarcar a Cristina en conflictos con los agricultores, o con la prensa, o con cualquiera que osara desafiar sus ambiciones de poder. Una ambición que lo llevó a protagonizar escándalos como el de la maleta repleta de dólares llegados desde Venezuela en aviones, y a pelear a dentelladas por su reelección como sucesor de su esposa. Y que, a la par con la credibilidad y el respaldo al gobierno de su esposa, destruyó su salud.Desde ayer, la Casa Rosada en Buenos Aires, sede de la Presidencia, registra el desfile de quienes le dan el último adiós a Néstor Kirchner, la figura más importante de la política argentina en el último decenio. Un largo desfile peronista, acompañado de presidentes y prestantes figuras de América. Tras de él empezará la hora de la verdad para Cristina, su leal socia. Será el momento para saber si el apellido Kirchner y el régimen que creció a la sombra de sus ambiciones y de sus insólitas maniobras seguirá rigiendo los destinos de Argentina.

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