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La locura del terror

Como dijo el presidente Francois Hollande, Francia debe prepararse porque “la guerra es larga”. Y no podrá enfrentarse con los despliegues masivos de fuerzas policiales como el que se había producido tras la declaración del estado de emergencia. Será un combate basado en la información, en el espionaje, en la denuncia, en la infiltración de los grupos de radicales que crecen en sus ciudades.

16 de julio de 2016 Por:

Como dijo el presidente Francois Hollande, Francia debe prepararse porque “la guerra es larga”. Y no podrá enfrentarse con los despliegues masivos de fuerzas policiales como el que se había producido tras la declaración del estado de emergencia. Será un combate basado en la información, en el espionaje, en la denuncia, en la infiltración de los grupos de radicales que crecen en sus ciudades.

De nuevo, Francia es víctima de la violencia irracional. Cientos de muertos y heridos en Niza mientras celebraban el día nacional es la nueva contribución de un acto terrorista e inhumano que vuelve a llenar de tristeza y desconcierto a una de las naciones más abiertas a la migración de toda Europa.Precisamente, el asesino de esta ocasión fue producto de esa apertura. Nacido en Túnez, norte de África, Mohamed Lahouaiej Bouhlel alquiló un camión y lo enfiló contra la multitud que celebraba un aniversario de la Toma de la Bastilla. En un trayecto de dos kilómetros embistió a quienes allí se encontraban sin tener contemplación alguna, hasta que fue detenido a tiros por la Policía.Es otra forma de cometer asesinatos masivos, sin apelar a sofisticados procedimientos o usar armas convencionales. Es terrorismo cometido por alguien a quien aún no logran ubicar como miembro de un grupo islámico o de ser partícipe de alguna organización radical. Pero el efecto es el mismo: la muerte que golpea sin compasión a centenares de familias y el terror que siembra miedo en una sociedad sacudida no hace mucho por los ataques en París. Hasta ahora, Bouhel es calificado como un lobo solitario, personajes que actúan por su propia cuenta y motivados por razones relacionadas casi todas con desórdenes mentales o emocionales. Lo que no alcanza a servir de explicación para un Gobierno que había decretado la alerta máxima y ahora es sorprendido por un acto de crueldad infinita que deja un asesinato masivo y en medio de la celebración más importante para Francia.Como era de esperarse, la comunidad internacional ha expresado su solidaridad con la nación que sufre otra tragedia. También se han escuchado llamados a la unión contra el terrorismo organizado que ha escogido a ese país como su víctima. Es claro que los yihadistas han dado instrucciones para que se produzcan ataques en la forma que sea con tal de castigar a los no creyentes en el Islam, entre los cuales los “sucios franceses ocupan primerísimos lugares”.Como dijo el presidente Francois Hollande, Francia debe prepararse porque “la guerra es larga”. Y no podrá enfrentarse con los despliegues masivos de fuerzas policiales como el que se había producido tras la declaración del estado de emergencia. Será un combate basado en la información, en el espionaje, en la denuncia, en la infiltración de los grupos de radicales que crecen en sus ciudades. Niza es el gran ejemplo de hasta dónde el enemigo se ha creado en las propias entrañas de Europa. Desde allí han partido centenares de fanáticos que se han unido al Estado Islámico en Siria. Y si bien hasta ahora no es posible vincular al asesino con ese grupo, todo indica que tarde o temprano tendrá que reconocerse un nexo entre ellos.De nuevo, Francia está de luto a causa de la insania terrorista. No obstante, no es el momento para la venganza, sino para integrarse en la decisión de combatir esa forma de violencia, enemigo que tiene mil facetas, que aprovecha los descuidos para atacar por la espalda y para dividir una Nación que abrió las puertas y hoy es víctima de la locura terrorista.

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