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La Iglesia de Francisco

" Los peregrinos encontraron en el actual Pontífice a un hombre dispuesto al diálogo, que reconoce no ser infalible, expuesto a la posibilidad de cometer errores y a la vez convencido de la necesidad de gestar una nueva iglesia que atraiga a los católicos, recupere su fe y esté a su lado".

31 de julio de 2013 Por:

" Los peregrinos encontraron en el actual Pontífice a un hombre dispuesto al diálogo, que reconoce no ser infalible, expuesto a la posibilidad de cometer errores y a la vez convencido de la necesidad de gestar una nueva iglesia que atraiga a los católicos, recupere su fe y esté a su lado".

El papa Francisco cumplió su cita con los jóvenes católicos en Río de Janeiro, donde dejó la imagen de un pontífice más cercano a la gente, con deseos de renovar la Iglesia y de atraer a los fieles que se han alejado de las huestes. No hubo compromiso de cambios radicales en sus tradiciones, pero dejó en claro la urgencia de modernizar al catolicismo, alejarlo de los escándalos y retomar su esencia social.Desde su llegada a Brasil, y siguiendo la línea de lo que ha sido su pontificado en estos cuatro meses, Francisco prefirió romper con la rigidez del protocolo, pasar por alto los dispositivos de seguridad y mostrarse como el jerarca sencillo, modesto y entregado a la feligresía que es desde sus épocas de obispo en Buenos Aires. Así lo recibieron dos millones de jóvenes llegados de 190 países que asistieron a la Jornada Mundial de la Juventud.Durante los siete días de visita del Papa, ellos representaron a una Iglesia que está necesitada de orientación, a la que le urge recobrar la confianza en sus instituciones afectadas por los escándalos de los últimos años y que sobre todo requiere cerrar esas brechas de distancia que le impusieron sus máximos representantes. Los peregrinos encontraron en el actual Pontífice a un hombre dispuesto al diálogo, que reconoce no ser infalible, expuesto a la posibilidad de cometer errores y a la vez convencido de la necesidad de gestar una nueva iglesia que atraiga a los católicos, recupere su fe y esté a su lado.En los discursos pronunciados desde los diferentes escenarios a los que asistió en Brasil, incluidos una favela y un centro para drogadictos en rehabilitación, el papa Francisco habló nuevamente de la dedicación a los pobres y de la austeridad que debe caracterizar a quienes representan a la Iglesia. También de la lucha contra la corrupción y la injusticia que deben abanderar los fieles de todo el mundo e incluso se pronunció en contra de la legalización de las drogas ilícitas que se debate desde Latinoamérica. Todo ello lleva a preguntarse si el Sumo Pontífice está impulsando una Iglesia que intervenga en política desde la perspectiva de la Justicia Social. Es lo que se puede deducir de los llamados que hizo a “quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a los hombres de buena voluntad” para que trabajen por un mundo más justo y solidario, que cierre las brechas de desigualdades que aún existen. O la invitación a sacerdotes y jerarcas católicos para que “la Iglesia salga a la calle, se arme lío en las diócesis, nos defendamos de la mundanidad, comodidad, clericalismo… de estar encerrados en nosotros mismos”. La XVIII Jornada Mundial de la Juventud en Brasil fue el escenario para que el Papa se encontrara por primera vez con la feligresía católica, les transmitiera un mensaje de apertura y mostrara la imagen de sencillez, austeridad y confianza que quiere imprimirle a la Iglesia. Francisco ya habló y en Río de Janeiro demostró que sus palabras llegan a las mayorías que piden una renovación de la comunidad religiosa con el mayor número de creyentes en el mundo.

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