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La guerra ignorada

Las imágenes del ataque a un bus en Yemen que provocó la muerte de 40 niños confirman el horror de una guerra que está desgarrando a una de las naciones más empobrecidas del Oriente Medio.

12 de agosto de 2018 Por: Editorial .

Las imágenes del ataque a un bus en Yemen que provocó la muerte de 40 niños confirman el horror de una guerra que está desgarrando a una de las naciones más empobrecidas del Oriente Medio. Y muestran hasta dónde llega la sevicia cuando se trata de aniquilar al enemigo.

Fue reivindicado por la coalición que actúa bajo el mando de Arabia Saudita y que lucha contra los rebeldes Huthi, apoyados por los chiíes e Irán. Inicialmente esta coalición, integrada por Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes, Bahréin y Kuwait, justificó el ataque como “una acción legítima”. Sin embargo, después que el Consejo de Seguridad de la ONU discutiera esa atrocidad, la coalición anunció una investigación de lo sucedido.

Sin embargo, es poco el interés que la comunidad internacional le presta al conflicto que desangra a Yemen. A pesar de tener vecinos que navegan en petróleo, es un país en el que confluyen todas las tragedias. Desde el 2015 padece una guerra que ha dejado diez mil muertos, atraviesa la peor hambruna y enfermedades como el cólera y la desnutrición afectan a un millón de personas.

Lo peor es que Yemen es solo un enclave en medio de una confrontación más profunda por el liderazgo en la región. Aunque esta no es la primera vez que la coalición árabe, que actúa contra los Huthi, ahora golpea objetivos civiles como los 40 niños, la masacre encendió el rechazo internacional.

El conflicto armado en Yemen comenzó hace cuatro años, cuando los rebeldes ocuparon Saná, la ciudad capital, y se recrudeció en el 2015 con la intervención en favor del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi.

La alianza árabe contra los rebeldes chiíes cuenta con el apoyo logístico de Estados Unidos, Reino Unido y España. En la reciente visita de Donald Trump al reino saudí, uno de los acuerdos fue la venta de Estados Unidos de armamento por 110.000 millones de dólares. El trasfondo es el pulso por el poder entre Arabia Saudita e Irán, o entre sunitas, la mayoría del mundo musulmán, y los chiíes. Y en esta confrontación, quien carga con las peores consecuencias es uno de los países más pobres y atrasados del mundo árabe, que tiene que padecer constantes bombardeos criminales.

Todo esto bajo un manto de silencio por la llamada comunidad internacional, incapaz de condenar a sus socios en la región, al tiempo que el resto de países prefiere mirar hacia otro lado. Total, la guerra. Y mientras el mundo decide poner atención a esta guerra cruel como todas en contra de la población civil, Arabia Saudita continúa imponiendo un bloqueo implacable sobre los principales puntos de acceso a Yemen, como aeropuertos y puertos marítimos, lo que impide la entrada y salida de la población civil y restringe la ayuda humanitaria.

La de Yemen es una guerra ignorada que sólo podrá tener una salida cuando la comunidad internacional decida en qué momento hay que acabarla. Mientras tanto, miles de seres humanos seguirán muriendo a la espera de que cese la pugna por imponer una u otra forma de interpretar el Islam, o que se produzca la solidaridad mundial con el pueblo yemenita.

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