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La guerra eterna

Como en las anteriores ocasiones, el objetivo de Israel es acabar con Hamás. La duda es si el despliegue de su ejército será suficiente para lograrlo. Porque está claro que como buen discípulo del terrorismo, la importancia de la agrupación reside en el número de muertos, de damnificados y de daños que cauce el conflicto, así sea en su propia nación. Y en ese propósito, la descarga de bombas y poder militar sobre Gaza se traduce en condenas a la actuación de Israel y en la solidaridad del pueblo palestino con quienes lo utilizan como escudo para sus ataques, como lo reconoció de manera abierta uno de los jefes de Hamás.

17 de julio de 2014 Por:

Como en las anteriores ocasiones, el objetivo de Israel es acabar con Hamás. La duda es si el despliegue de su ejército será suficiente para lograrlo. Porque está claro que como buen discípulo del terrorismo, la importancia de la agrupación reside en el número de muertos, de damnificados y de daños que cauce el conflicto, así sea en su propia nación. Y en ese propósito, la descarga de bombas y poder militar sobre Gaza se traduce en condenas a la actuación de Israel y en la solidaridad del pueblo palestino con quienes lo utilizan como escudo para sus ataques, como lo reconoció de manera abierta uno de los jefes de Hamás.

Cientos de palestinos de la franja de Gaza muertos y decenas de ciudades de Israel azotadas por una lluvia de cohetes disparados por Hamás, es el triste saldo de una guerra eterna, cuya última versión se desencadenó hace pocas semanas con el asesinato de tres jóvenes judíos. Y que no tiene esperanzas de terminar, o por lo menos de lograr una tregua por ahora, no obstante los tímidos intentos de la comunidad internacional.La historia de este último conflicto se remonta a 1987, cuando nace el Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás, como protesta a la ocupación de la franja de Gaza y de Cisjordania. Su principio fundamental es rechazar la existencia del Estado de Israel y la presencia del pueblo judío en una zona que considera tierra del Islam. En el 2006 ganó las elecciones del Consejo Nacional Palestino ante una Autoridad Nacional agobiada por la corrupción y la ineptitud, dando paso a una lucha intestina que terminó con su dominio permanente de Gaza.Allí empezó una confrontación inmutable con Israel, mediante ataques contra la población y el uso de armas que causan daños indiscriminados, lo que hizo que se calificara a Hamás como una organización terrorista. Su dominio en Gaza no ha significado progreso y mucho menos bienestar para los palestinos. Lo que sí han recibido es la embestida del ejército israelí en los años 2008 y 20012, ocasionadas por la necesidad de responder al ataque contra su población.Ahora vuelven a padecer la respuesta a los cientos de cohetes que a diario dispara Hamás desde las casas de la martirizada región y usa a los menores y a los ancianos como escudos humanos. Es la conflagración que se inició hace unas semanas con el asesinato de tres jóvenes judíos a manos de supuestos integrantes de Hamás, el cual fue considerado por el gobierno de Israel como un asunto de Estado. Allí se desencadenó la sucesión de atentados y respuestas que está a las puertas de una invasión total a Gaza, mientras el radicalismo sembró otra víctima mortal, un palestino asesinado a manos de extremistas que serán juzgados por su crimen.Como en las anteriores ocasiones, el objetivo de Israel es acabar con Hamás. La duda es si el despliegue de su ejército será suficiente para lograrlo. Porque está claro que como buen discípulo del terrorismo, la importancia de la agrupación reside en el número de muertos, de damnificados y de daños que cauce el conflicto, así sea en su propia nación. Y en ese propósito, la descarga de bombas y poder militar sobre Gaza se traduce en condenas a la actuación de Israel y en la solidaridad del pueblo palestino con quienes lo utilizan como escudo para sus ataques, como lo reconoció de manera abierta uno de los jefes de Hamás.Para completar, conocedores del conflicto relacionan el acuerdo que firmó la Autoridad Palestina con Hamás para poner fin a sus diferencias, y las reacciones de inconformidad del gobierno israelí. Otro elemento que cierra las posibilidades a la solución política, aumentando el riesgo de que se prolongue la tragedia del pueblo palestino que vive en Gaza.

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