El pais
SUSCRÍBETE

La gira de Asia

El resto de la comunidad internacional seguirá expectante y con temor los juegos de guerra en esta región, que por momentos tiene más un cariz de estrategia militar entre dos potencias, Estados Unidos y China, que el propósito de solucionar un problema que amenaza la paz mundial.

6 de noviembre de 2017 Por: Editorial .

En medio de tensiones, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició su estratégica visita al continente asiático con la mira puesta en el dictador de Corea del Norte, Kim Jong Un.

Durante su primera escala en Japón el mandatario dejó en claro cuál será el discurso en esta visita que lo llevará, además, a Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas. “Nadie, ningún dictador, régimen o nación, debe, nunca, subestimar la determinación americana”, dijo, ante tropas norteamericanas y japonesas en Yokota. El mensaje no pudo ser más directo y si a alguien le quedaban dudas de lo que pretende su visita, Trump advirtió que “la era de la paciencia estratégica se ha acabado”.

En su reunión con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ambos hicieron gala de su relación personal y dejaron en claro la necesidad de presentar un frente unido frente a las amenazas que representa Corea del Norte en la región. Las preocupaciones niponas no resultan exageradas, pues al aumentar la belicosidad verbal entre Washington y Pyongyang, Tokio ha quedado en la mitad y por la proximidad de su territorio, sería blanco de la represalia norcoreana. Por esa razón, Japón busca aumentar su capacidad de respuesta para derribar misiles y el anuncio de que comprará una importante cantidad de armas a Estados Unidos va en ese sentido.

Una preocupación similar encontrará hoy Trump en Seúl, donde el gobierno surcoreano anunció que impondrá nuevas sanciones unilaterales contra Corea del Norte en respuesta al desarrollo de su programa nuclear y de misiles. Aunque son sanciones simbólicas puesto que las transacciones entre ambos países se encuentran suspendidas desde hace décadas, suma un elemento más a la gran tensión que rodea la península coreana hace 65 años.

Existen pocas dudas de que el punto clave de esta visita del mandatario estadounidense será su llegada a China. A la luz de las amenazas que ha proferido Trump contra el régimen norcoreano es evidente que la posibilidad de las opciones militares está abierta y que continuará en su defensa de la política de ‘máxima presión’ contra Corea del Norte.

La paciencia, que no es una de las virtudes de Trump, parece irse acabando. Lo cierto es que su capacidad de maniobra es reducida porque sus aliados que se verían envueltos en una confrontación en caso de que Estados Unidos decidiera atacar. Por eso, la atención está puesta en las soluciones que puedan salir del encuentro entre Trump y Xi Jinping,
China juega un papel clave. Xi ha sostenido conversaciones con Seúl y Pyongyang, lo que puede significar también el interés de erosionar aún más la influencia norteamericana en esta parte del mundo. Su régimen sabe que cualquier respuesta que tenga que ver con Corea del Norte deberá tener su visto bueno y el tiempo juega a su favor.

El resto de la comunidad internacional seguirá expectante y con temor los juegos de guerra en esta región, que por momentos tiene más un cariz de estrategia militar entre dos potencias, Estados Unidos y China, que el propósito de solucionar un problema que amenaza la paz mundial.

AHORA EN Editorial