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La frustración de Unasur

En esas condiciones, Colombia no puede quedarse en Unasur, así el gobierno de Bolivia le solicite reconsiderar su decisión. El argumento del gobierno presidido por Evo Morales es que Unasur “trascenderá la coyuntura política del momento”, lo que deja aún más preguntas.

13 de agosto de 2018 Por: Editorial .

Luego del anuncio sobre el retiro de Colombia de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, la reacción vino del Gobierno de Bolivia, solicitándole que reconsidere la decisión. Sin embargo, ya está claro que el intento por unir al subcontinente fracasó, ante las intenciones por usarlo como método para defender una tendencia ideológica y unos gobiernos, muchos de los cuales ya fueron cambiados por sus propios ciudadanos.

Unasur nació, ante todo, por la presión de Brasil en las épocas de Luiz Inácio Lula da Silva. Su habilidad para manejar la diplomacia llevó a que los doce países de América del Sur aceptaran formar parte de un esfuerzo, que en teoría se dirigió a impulsar su presencia y su importancia en el contexto internacional, coincidiendo también con uno de los periodos más grises en la trayectoria de la Organización de Estados Americanos.

Pero rápidamente, el mandatario brasilero hizo causa común con personajes como Hugo Chávez, los Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa. Fue entonces cuando esa alianza, fortalecida por el poder económico del chavismo, y la importancia del gigante brasileño, llevó a la organización a algo muy cercano a ser propagandista y defensora de la izquierda. Por ello, se produjeron no pocos desacuerdos con los gobiernos de Colombia y de Paraguay que no comulgaban con esas tendencias.

Veinte años después, Unasur padece el desmantelamiento porque varios de sus integrantes han suspendido su vinculación, mientras el Gobierno de Colombia anunció su retiro y el de Ecuador le busca destino a su sede permanente. Y aunque Bolivia ocupa la presidencia, no tiene Secretario General, ante el retiro del expresidente Ernesto Samper y la gris actuación como mediador de la crisis política que padece Venezuela, a causa de la dictadura de Nicolás Maduro, heredero de Chávez.

Es pues un desmantelamiento que desnuda en toda su extensión los propósitos que movieron a Lula y sus amigos, la de convertir a Unasur en rival de lo que denominan el imperialismo y en defensor de la ideología populista que ya fue desalojada del poder en Argentina, Brasil y Ecuador y sólo subsiste en Bolivia, además de haberse transformado en un régimen que arrasó en Venezuela y es hoy el foco del peor atentado contra la democracia, la libertad y los Derechos Humanos en América.

En esas condiciones, Colombia no puede quedarse en Unasur, así el gobierno de Bolivia le solicite reconsiderar su decisión. El argumento del gobierno presidido por Evo Morales es que Unasur “trascenderá la coyuntura política del momento”, lo que deja aún más preguntas. No está claro si por esa coyuntura se entiende el respaldo al régimen que oprime a Venezuela, o si es la forma de justificar que la Unión, que aseguró defender la democracia, se empeñe en guardar silencio ante la tragedia que padecen los venezolanos por la destrucción de su país.

Lo que puede esperarse es que otras naciones abandonen el frustrado intento por crear una unión de Suramérica que sea capaz de superar las ideologías y de actuar en defensa de los intereses de nuestros pueblos, el primero de los cuales es la defensa de la democracia y de la libertad.

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