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La elección del Contralor

La Contraloría no es sólo un ente que ofrece miles de cargos ni debe ponerse a disposición de los movimientos políticos que deciden quién la rige para el próximo cuatrienio. Ni puede ser tomada como instrumento para favorecer a determinados funcionarios o a partidos y grupos que comprometieron su voto en la elección. Es ante todo la entidad llamada a vigilar que los dineros públicos siempre escasos sean utilizados como ordena la ley.

4 de julio de 2014 Por:

La Contraloría no es sólo un ente que ofrece miles de cargos ni debe ponerse a disposición de los movimientos políticos que deciden quién la rige para el próximo cuatrienio. Ni puede ser tomada como instrumento para favorecer a determinados funcionarios o a partidos y grupos que comprometieron su voto en la elección. Es ante todo la entidad llamada a vigilar que los dineros públicos siempre escasos sean utilizados como ordena la ley.

La elección de Contralor General de la República puede ser la oportunidad de confirmar el cambio que empezó hace cuatro años en la vigilancia y control de la gestión fiscal, o el regreso a las prácticas tradicionales donde se presentan luchas entre los grupos y partidos, descuidándose entre otras necesidades la de que quien sea escogido tenga las características adecuadas para el desempeño de tan importante función.La Contraloría no es sólo un ente que ofrece miles de cargos ni debe ponerse a disposición de los movimientos políticos que deciden quién la rige para el próximo cuatrienio. Ni puede ser tomada como instrumento para favorecer a determinados funcionarios o a partidos y grupos que comprometieron su voto en la elección. Es ante todo la entidad llamada a vigilar que los dineros públicos siempre escasos sean utilizados como ordena la ley. Y de investigar y sancionar las conductas que causen detrimentos al patrimonio común a todos los ciudadanos, así como de procurar la devolución de los recursos que han sido mal usados por funcionarios inescrupulosos.Esas características son las que hacen importante a la Entidad. Y las que, infortunadamente, la mantienen siempre en la mira del clientelismo y de la corrupción. Es lo que parece ocurrir ahora, cuando algunos de los partidos pertenecientes a la Coalición que apoyó la reelección se encuentran inmersos en un duro pulso por imponer su candidato. Lo que parece normal en cualquier elección donde es el Congreso el que define, si no fuera por la forma en que se ha desarrollado el proceso en el cual están involucrados los tribunales de justicia en Colombia.Es allí donde se inician las grandes inquietudes. La terna que se ha confeccionado no parece tener dificultades de tipo legal, y los candidatos escogidos cumplen con los requisitos fijados por la Constitución. Pero, como lo dijo un magistrado de la Corte Constitucional refiriéndose a los aspirantes que se presentaron a esa corporación, ni hubo el tiempo suficiente para analizar los conocimientos específicos que deben tener para desempeñar el cargo, ni se hizo la convocatoria y el estudio en profundidad que sería deseable para asegurar la idoneidad en el desempeño de la delicada misión.Y no se trata de desconocer las calidades que tienen personas como el ex procurador Edgardo Maya Villazón, cuya trayectoria como servidor público ha merecido reconocimientos. Pero en su caso se presentaron hechos como la fallida elección que llevaba a cambiar los candidatos a ser propuestos por la Corte Constitucional y la posterior rectificación, en la cual participaron algunos magistrados que en otra época fueron sus subalternos.Lo que está en juego es el control del gasto público y el cuidado del patrimonio nacional. Por eso, ante la aparición de viejos vicios, se han encendido alarmas sobre la elección del próximo Contralor General, con razones de peso sobre la necesidad de darle transparencia a un proceso en el cual la politiquería puede ganarle la mano a la necesidad de tener una Contraloría blindada contra el clientelismo y la corrupción.

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