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La dosis mínima

"...el asunto es de reconocer que lo hecho hasta ahora, evitar que el porte de pequeñas dosis se convierta en incentivo para su consumo y acicate para el narcotráfico, está equivocado. Y que hay que empezar a asumir el consumo de cualquier droga como una cuestión en la cual el Estado debe abrirse a atacarla como epidemia de salud antes que como un comportamiento que causa daño al individuo como tal y a la sociedad".

5 de febrero de 2013 Por:

"...el asunto es de reconocer que lo hecho hasta ahora, evitar que el porte de pequeñas dosis se convierta en incentivo para su consumo y acicate para el narcotráfico, está equivocado. Y que hay que empezar a asumir el consumo de cualquier droga como una cuestión en la cual el Estado debe abrirse a atacarla como epidemia de salud antes que como un comportamiento que causa daño al individuo como tal y a la sociedad".

Ante la Comisión Asesora de Política de Drogas, la señora Ministra de Justicia anunció la reglamentación del concepto de la dosis personal de drogas sintéticas en el nuevo Estatuto Antidrogas que, al parecer, el Gobierno pondrá a disposición del Congreso en la legislatura que comienza. Es la polémica propuesta de tratar el asunto de las drogas como un problema de salud antes que como un problema de orden penal. Afirma la doctora Ruth Estella Correa que con la iniciativa se pretende determinar cuál sería la cantidad de consumo para las drogas sintéticas así como la cocaína y la marihuana con el fin de tener un mayor control. Además de recordar que se trata de desarrollar una sentencia de la Corte Constitucional que despenalizó el porte y consumo de dichas sustancias, la Ministra agregó: “El sentido general es aceptar que Colombia es un país consumidor, es la realidad de nuestro país, así que hay que tratar este punto como un tema de salud pública”.Es decir, y según el planteamiento de la vocera del Gobierno Nacional, el asunto es de reconocer que lo hecho hasta ahora, evitar que el porte de pequeñas dosis se convierta en incentivo para su consumo y acicate para el narcotráfico, está equivocado. Y que hay que empezar a asumir el consumo de cualquier droga como una cuestión en la cual el Estado debe abrirse a atacarla como epidemia de salud antes que como un comportamiento que causa daño al individuo como tal y a la sociedad. Es la tendencia que pretende imponerse en el ámbito internacional, sobre la base de que la actual política antidrogas es una frustración porque 50 años después de asumida por la Organización de Naciones Unidas ha fracasado. Con lo cual, nuestro Estado daría un paso de avanzada y se tomaría la vanguardia en la propuesta que de un tiempo para acá han impulsado personalidades como el expresidente César Gaviria Trujillo. La primera pregunta que se hacen muchos colombianos es de qué drogas sintéticas está hablando la ministra Correa. Desde su despacho se informa que serían las conocidas como éxtasis, anfetaminas y sus derivados. Es decir un inmenso universo, que en la práctica pondría a las autoridades policiales, judiciales y de salud a investigar cuáles son los límites, en momentos en que la sofisticación del narcotráfico ha llegado a extremos insospechados, como lo narró la crónica publicada en la edición dominical de El País.Parece entonces que el Gobierno se ha decidido por el camino de la despenalización y el reconocimiento del consumo como un problema de salud pública, sin aclarar cuál será el esfuerzo que deberá realizar en materia educativa para contener la proliferación y en materia de salud para proveer la ayuda que se propone. Cabe anotar que tal enfoque, priorizar la ayuda a quienes caigan en el consumo, no contradice la obligación del Estado de perseguir al narcotráfico como generador de los grandes problemas de todas las naciones. Y que así se pretenda acabar con la guerra que genera su persecución, ante todo existe la obligación ética y moral de preservar la integridad de las personas y evitar el impacto que produce en la sociedad. Colombia es prueba de ello.

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