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La crisis de la Santiago

"La renuncia del rector Celín, luego de acordar las condiciones económicas, contribuye a clarificar la situación de la segunda Universidad en número de estudiantes del Valle".

24 de febrero de 2011 Por:

"La renuncia del rector Celín, luego de acordar las condiciones económicas, contribuye a clarificar la situación de la segunda Universidad en número de estudiantes del Valle".

Tras lograr un acuerdo con el Consejo Superior de la Universidad Santiago de Cali, el rector Hebert Celín Navas presentó renuncia a su cargo. Además de ser la consecuencia de serios cuestionamientos, la renuncia también abre la oportunidad para adoptar reformas y cambios que saquen de la crisis a una institución educativa que hoy cuenta con más de 15.000 alumnos y de la cual dependen 2.107 empleados y profesores.La crisis se había venido acumulando durante años. Se sabe que la Santiago debe pagar la pensión de jubilación de más de 100 funcionarios y profesores por cuanto en sus primeros 30 años nunca canceló los aportes correspondientes al Seguro Social en ese entonces. Pero también se sabe ahora que en el 2010 acumuló más de $8.000 millones en contribuciones a la seguridad social y los parafiscales, según el informe de Jahv McGregor, la empresa encargada de la revisoría fiscal. Igualmente, los revisores han encontrado deudas acumuladas por más de $31.000 millones, causadas por retenciones en la fuente, valores de estampillas y otros conceptos que si bien fueron recaudados, aún no se han pagado al fisco nacional ni al departamental. De la misma manera, Jahv puso de presente diferencias entre lo facturado y lo realmente recaudado por concepto de matrículas del 2010, diferencias que superan los $30.000 millones y aún no han sido debidamente soportadas. La lista incluye problemas como el haber comprometido a la Universidad en la “interventoría de las regalías del Casanare” en un contrato por $5.600 millones.Para resolver esas dificultades el rector Celín había propuesto medidas heroicas como el recorte del 20% de los gastos de nómina que ascienden a los $60.000 millones anuales. Pero el problema supera el marco financiero y toca la estructura misma de la Universidad. Así se aplique el cogobierno con los estudiantes, es difícil de entender que su Consejo Superior, máximo órgano de gobierno, sea conformado por 120 integrantes, y que no haya sido reducido atendiendo la recomendación del Ministerio de Educación de diciembre de 2006, acompañada con la exigencia de nombrar la Comisión de Vigilancia del mismo Consejo que tampoco se cumplió.La consecuencia es una forma de gobierno precaria y permeable al clientelismo tanto como a la influencia de grupos políticos, pese a ser una institución de carácter privado. Esa fue una de las razones para que la protesta estudiantil empezara en octubre de 2010, llegando al paro que vive la Santiago, afectando el normal desempeño de las actividades académicas y reclamando la presencia de la Policía para evitar confrontaciones.La renuncia del rector Celín, luego de acordar las condiciones económicas, contribuye a clarificar la situación de la segunda Universidad en número de estudiantes del Valle. Pero no es el final, sino apenas el principio de una labor impostergable: la de encontrar la verdad, aplicar las decisiones y adoptar las reformas estructurales e institucionales que sean necesarias para detener la crisis: A nadie puede escapársele que de ello depende el futuro de 15.000 estudiantes así como la estabilidad laboral y profesional de 2.107 profesores y funcionarios.

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