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La concertación es necesaria

Aquí surge uno de los grandes problemas. Es en primer lugar el retiro de las rutas del transporte tradicional que se convierten en competencia, en muchos casos ilegal y promovida por algunos socios de los operadores del MÍO, según se ha dado a conocer por las autoridades nacionales y municipales. Y en segundo término, el pago cumplido a los transportadores que deben vender sus buses tradicionales, su patrimonio económico. Son ellos los que protestan y los que, infortunadamente, son utilizados por quienes tienen un pie en el Sistema y otro en el negocio tradicional, para generar el caos organizado que padecieron los caleños el pasado miércoles.

23 de marzo de 2014 Por:

Aquí surge uno de los grandes problemas. Es en primer lugar el retiro de las rutas del transporte tradicional que se convierten en competencia, en muchos casos ilegal y promovida por algunos socios de los operadores del MÍO, según se ha dado a conocer por las autoridades nacionales y municipales. Y en segundo término, el pago cumplido a los transportadores que deben vender sus buses tradicionales, su patrimonio económico. Son ellos los que protestan y los que, infortunadamente, son utilizados por quienes tienen un pie en el Sistema y otro en el negocio tradicional, para generar el caos organizado que padecieron los caleños el pasado miércoles.

Lo que sucedió en Cali el pasado miércoles, cuando la protesta social terminó en una paralización de la ciudad en puntos estratégicos, no es otra cosa que la confrontación entre el cambio que debe producirse para satisfacer las necesidades del ciudadano y la resistencia a abandonar un negocio. La solución debe estar entonces en el diálogo civilizado y el aporte de todos los actores para que los usuarios y la capital vallecaucana dejen de ser los perdedores de un pulso nocivo.Cuando se inició la transformación del sistema anárquico que inundaba las calles con más de cinco mil buses y busetas manejados por la guerra del centavo que no ofrecía seguridad social a los conductores ni tranquilidad a los usuarios, todos los factores del transporte público sabían y aceptaron el cambio. Por eso, hoy no se puede decir que el MÍO fue una decisión arbitraria o una imposición de privilegios. Incluso los operadores del sistema son empresas y empresarios provenientes de ese sistema ineficiente del cual se quejaba toda la ciudadanía. Por supuesto, es imposible desconocer que las demoras en la construcción de la infraestructura y la implementación del sistema, han causado y siguen ocasionando dificultades para los operadores y pasajeros. Pero no es menos cierto que se están ofreciendo soluciones, y que el sistema se acerca ya al número de usuarios requeridos para llegar al punto de equilibrio, que podrá alcanzarse en la medida en que entre en circulación la totalidad de la flota. Aquí surge uno de los grandes problemas. Es en primer lugar el retiro de las rutas del transporte tradicional que se convierten en competencia, en muchos casos ilegal y promovida por algunos socios de los operadores del MÍO, según se ha dado a conocer por las autoridades nacionales y municipales. Y en segundo término, el pago cumplido a los transportadores que deben vender sus buses tradicionales, su patrimonio económico. Son ellos los que protestan y los que, infortunadamente, son utilizados por quienes tienen un pie en el Sistema y otro en el negocio tradicional, para generar el caos organizado que padecieron los caleños el pasado miércoles.Por otra parte, no hay duda de que el MÍO presenta fallas que deben ser resueltas en sus orígenes para que se convierta en la solución que todos los caleños esperamos desde su inicio. Para eso hay que escuchar a los usuarios y llegar a los sitios donde aún se presentan vacíos que se convierten en oportunidad para el transporte ilegal que en todas sus formas producen desorden y generan riesgos que redundan en la confianza sobre el cambio que se prometió. Todo lo anterior lleva a la necesidad de encontrar salidas y lograr acuerdos que permitan hacer del MÍO la realidad que todos los caleños esperan. Que no se logra con asonadas o calculadas estrategias para bloquear la ciudad. Se alcanzan sí cuando los protagonistas aceptan que el Sistema de Transporte Masivo no tiene reversa y lo que debe hacerse es pensar en cómo resolver los problemas de los usuarios. De lo contrario, las soluciones para Cali como ciudad serán inalcanzables y tanto la inconformidad como la solución para los transportadores será imposible.

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