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La ciencia en Colombia

La pregunta es si esa disposición es suficiente para lograr que arranque la locomotora anunciada por el Presidente Santos. Difícil afirmarlo, en la medida en que, si bien han aumentado los recursos, la inversión neta llega apenas al 0.5% del Producto Interno Bruto. Cifra distante de lo que destinan los países como Corea, que dedica el 3.74%. Esa decisión del país asiático se remonta a cincuenta años atrás, y además del salto que le significó a esa Nación en términos de progreso social, explica el porqué de su éxito actual, de su estabilidad y de su capacidad para competir contra los gigantes de la economía mundial.

11 de julio de 2014 Por:

La pregunta es si esa disposición es suficiente para lograr que arranque la locomotora anunciada por el Presidente Santos. Difícil afirmarlo, en la medida en que, si bien han aumentado los recursos, la inversión neta llega apenas al 0.5% del Producto Interno Bruto. Cifra distante de lo que destinan los países como Corea, que dedica el 3.74%. Esa decisión del país asiático se remonta a cincuenta años atrás, y además del salto que le significó a esa Nación en términos de progreso social, explica el porqué de su éxito actual, de su estabilidad y de su capacidad para competir contra los gigantes de la economía mundial.

La experiencia mundial dice que la inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, es una de las claves para lograr el despegue que requieren las sociedades. Hasta dónde esa experiencia se aplica en Colombia, es la pregunta que surge después del incidente que terminó con la salida de la directora de Colciencias.Hace cuatro años, el presidente Juan Manuel Santos incluyó a la Ciencia entre las que llamó locomotoras del progreso. Ciertamente, las cifras de recursos públicos destinados a esa actividad demuestran que el Gobierno ha hecho un esfuerzo importante para cumplir su propuesta, al multiplicar por tres la cifra del gasto e inversión en la materia, pasando de $700.000 millones a $2.6 billones. Y al lograr que la ley de regalías incluyera la destinación permanente del 10% de ellas a la ciencia, la investigación y el desarrollo.La pregunta es si esa disposición es suficiente para lograr que arranque la locomotora anunciada por el Presidente Santos. Difícil afirmarlo, en la medida en que, si bien han aumentado los recursos, la inversión neta llega apenas al 0.5% del Producto Interno Bruto. Cifra distante de lo que destinan los países como Corea, que dedica el 3.74%. Esa decisión del país asiático se remonta a cincuenta años atrás, y además del salto que le significó a esa Nación en términos de progreso social, explica el porqué de su éxito actual, de su estabilidad y de su capacidad para competir contra los gigantes de la economía mundial.Además, hay que tener en cuenta que si bien otras entidades como Innpulsa, Colfuturo y Bancoldex aportan a la financiación de proyectos de desarrollo tecnológico y de becas para doctorados, eso no es suficiente para enfrentar con buen suceso el reto de construir el progreso que demanda la Nación. Y puede decirse que si bien Colciencias se creó como máximo organismo para orientar el camino de la CTI, no parece tener los instrumentos y las atribuciones necesarias para cumplir tan importante encargo.El ejemplo de esa limitante está en la forma en que la ley que creó el sistema de Regalías le entrego a los gobernadores el manejo de ese 10% que la norma destinó a la Ciencia, Tecnología e Investigación. Fue un propósito bien intencionado del legislador, en la medida en que así asegura una descentralización en el manejo de los recursos. Pero, en la práctica, produjo una dispersión absurda y abrió la posibilidad de que intervengan los intereses partidistas y el clientelismo, generando a su vez fricciones de importancia entre quienes desde el gobierno central pretenden controlar esos recursos y las regiones que reclaman autonomía en las decisiones.Vistas las cosas desde una perspectiva amplia, lo de menos parece ser el incidente que produjo la salida de la directora de Colciencias. Lo que debe importar es la necesidad de cumplir el propósito de convertir a la Ciencia, la Tecnología y la Investigación en locomotoras de progreso. Lo cual se hace con decisiones y recursos de los sectores público y privado, como los que han hecho de Corea del Sur un gigante de la economía mundial.

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