El pais
SUSCRÍBETE

La amenaza continúa

Dos meses después de aparecer, los problemas de la Hidroeléctrica de Ituango continúan siendo una amenaza para miles de personas que viven alrededor de la represa y a lo largo del río Cauca.

5 de junio de 2018 Por: Editorial .

Dos meses después de aparecer, los problemas de la Hidroeléctrica de Ituango continúan siendo una amenaza para miles de personas que viven alrededor de la represa y a lo largo del río Cauca. Y aunque ha existido la mejor voluntad de buscar soluciones y atender la emergencia en sus promotores y ejecutores, Empresas Públicas de Medellín y el departamento de Antioquia, la incertidumbre sobre lo que está sucediendo hace reclamar más información y menos polémicas.

Por fortuna, el riesgo de que las aguas rebasaran la altura máxima de la presa hace unas semanas pudo ser superado por una mezcla de decisiones que permitieron controlarlo. Pero ahora se están presentando problemas de deslizamientos en las montañas que soportan la obra, haciendo temer consecuencias de alta peligrosidad, así como filtraciones de las aguas que según se ha dicho pueden poner en peligro la estabilidad de la presa.

Esas son apenas algunas de las dificultades que padece Hidroituango, las que han llevado al Presidente de la República a expresar sus preocupaciones y ordenar que se aumente el monitoreo para evitar sorpresas en caso de que la situación se agrave. Nunca puede dejarse de lado el peligro al cual están expuestas decenas de comunidades y municipios ubicados entre el sitio donde se construye la monumental obra y la desembocadura del río Cauca en el Magdalena.

Es pues una emergencia de carácter nacional que no parece tener un final cercano. Además, ya se conoció el drama que están padeciendo los habitantes de los municipios y corregimientos cercanos a la represa. Si bien es destacable que hasta ahora no se ha presentado ninguna víctima, es imposible ignorar que se cuentan por miles las personas que han debido abandonar sus viviendas y dejar su modo de vida para trasladarse a refugios temporales, donde viven con grandes limitaciones hasta tanto se sepa cuándo y cómo terminará su odisea.

Es claro que EPM está haciendo esfuerzos por atender una situación que parece sin control y se ha comprometido a informar con precisión sobre lo que está sucediendo. Así mismo, está recibiendo el apoyo de las autoridades nacionales y la asesoría de expertos mundiales, lo cual complementa la labor que adelantan sus funcionarios, personas de reconocida trayectoria profesional.

Lo que se está viviendo en Hidroituango no puede dejar tranquilo a nadie y hay que estar atentos para responder a un eventual desastre. Por ello, no es el momento para polémicas innecesarias que crean desconcierto y aumentan la zozobra en quienes padecen en forma directa y permanente el riesgo. Por el contrario, lo que se requiere es la unidad para enfrentar el que es uno de los más graves desafíos en la historia de Colombia.

Para ello es necesario evitar el uso con intenciones políticas de lo que está sucediendo. Después, cuando ojalá se puedan superar los peligros que amenazan a la presa y a cientos de miles de colombianos, vendrá el momento para hacer el juicio obligatorio de lo que aconteció en una de las obras de ingeniería más grandes e importantes en la historia de nuestra Nación.

AHORA EN Editorial