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Justicia y espectáculo

"Ya el país conoce parte de las maniobras con las cuales se construyó el entramado de empresas y contratos montados para expoliar las arcas oficiales, en montos que superan los dos billones de pesos".

9 de marzo de 2011 Por:

"Ya el país conoce parte de las maniobras con las cuales se construyó el entramado de empresas y contratos montados para expoliar las arcas oficiales, en montos que superan los dos billones de pesos".

Varios años lleva Colombia presenciando el auge y caída de uno de los grupos que llegó a acaparar muchos de los contratos públicos y los titulares de los medios de comunicación por su aparente éxito y su capacidad de gestión. Hoy, sus propietarios protagonizan un lamentable espectáculo de acusadores que delatan a sus posibles facilitadores, mientras la Justicia y los organismos de control se trastean de país en país para recoger sus declaraciones.Ya el país conoce parte de las maniobras con las cuales se construyó el entramado de empresas y contratos montados para expoliar las arcas oficiales, en montos que superan los dos billones de pesos. Contratos y empresas que involucran desde el Gobierno Central a través de grandes concesiones como la vía Bogotá-Girardot, hasta municipios como Palmira; desde negocios como las construcciones civiles y de infraestructura, hasta la administración de acueductos, la distribución de gas e incluso asuntos eléctricos.Fue una vorágine de negocios que, ahora se descubre, fue facilitada por la corrupción rampante. Y lo estremecedor es que aún no hay nadie detenido por las fechorías que se han venido descubriendo en el llamado grupo Nule. Incluso, un magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca se negó a embargar los bienes de los posibles autores de los muchos delitos, en tanto se conocen documentos en los cuales se consignan maniobras para desaparecer enormes cifras de dinero y activos que deben servir para recuperar algo del patrimonio público esquilmado por el grupo Nule.Pero sus integrantes, Guido, Miguel y Manuel Nule, se desplazan por el mundo en forma libre, sin que haya un requerimiento del Estado colombiano reclamando su captura para que vengan aquí a responder por sus actuaciones. A cambio, un Fiscal General de la Nación se trasladó a Panamá a recibirles declaración, mientras magistrados auxiliares de la Corte Suprema de Justicia se desplazan a Miami para poder recabar sus declaraciones o realizar un careo con el senador Iván Moreno. Y ellos levantan su dedo acusador, dando falsas lecciones de moral y mostrándose como víctimas de la corrupción. Es innegable que el escándalo de la primera ciudad del país da una vitrina inmensa. Por supuesto, las declaraciones de los Nule deben ser tomadas con el beneficio de inventario que garantice encontrar la verdad. Y tanto el senador Moreno como su hermano, el alcalde de Bogotá y todos quienes han sido involucrados en el llamado carrusel de la contratación de la capital de la República, deben responder por las acusaciones que existen en su contra. Los jueces y los órganos de control no pueden olvidar que los actos del grupo Nule tocan también a ministerios, municipios y departamentos. Allí se ha demostrado que existieron muchos negocios y son muchos los involucrados en tenebrosos acuerdos para desfalcar al erario. Por eso deben actuar con la presteza y el sigilo que corresponde para proteger el interés común. Es la diferencia entre protagonizar un espectáculo y cumplir la obligación legal de proporcionar rápida y cumplida Justicia.

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