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Juegos de guerra

"Esta febril ampliación del rango de ataque es la que hace pensar a los observadores internacionales de que se trata de una bravuconada más en busca de concesiones, pues se conoce que Corea del Norte no posee la tecnología necesaria para producir ataques certeros con misiles de largo alcance".

1 de abril de 2013 Por:

"Esta febril ampliación del rango de ataque es la que hace pensar a los observadores internacionales de que se trata de una bravuconada más en busca de concesiones, pues se conoce que Corea del Norte no posee la tecnología necesaria para producir ataques certeros con misiles de largo alcance".

Después de anunciar el fin de los pactos de no agresión con su vecino del sur, Pyonyang declaró este sábado que entró en "estado de guerra". En apariencia la decisión, de tono radical en extremo, a la que ha seguido una movilización del enorme Ejército norcoreano y el traslado de 40 mil combatientes de elite a la zona desmilitarizada, es un respuesta a las duras sanciones impuestas por las Naciones Unidas.Y aunque siempre hay que tomar en serio una declaración de guerra, analistas de la BBC insisten en que esta no es la primera vez que Corea del Norte emplea una retórica bélica contra quienes percibe como sus agresores. La amenaza en 1994 de un negociador norcoreano de convertir Seúl en un “mar de fuego” provocó el pánico entre los habitantes del Sur.Después de que el presidente George W. Bush la nombrase como uno de los integrantes del ‘eje del mal’ en 2002, Pyonyang aseguró que “barrería sin piedad a los agresores”. En junio del año pasado el Ejército advirtió que su artillería apuntaba a siete grupos mediáticos surcoreanos y amenazó con una “guerra sagrada sin piedad”.Ahora con un lenguaje aún más duro, las amenazas se extienden hasta considerar como objetivos militares a espacios controlados por estados Unidos, incluyendo las islas de Hawai y aún el territorio continental de la potencia norteamericana. Esta febril ampliación del rango de ataque es la que hace pensar a los observadores internacionales de que se trata de una bravuconada más en busca de concesiones, pues se conoce que Corea del Norte no posee la tecnología necesaria para producir ataques certeros con misiles de largo alcance.Pero no hay que olvidar que el lenguaje febril produce estados de ánimo también febriles. Sobre todo en un país gobernado por un joven desconocido, inclinado tal vez a cometer acciones aventuradas que le hagan ganar prestigio entre la jerarquía comunista de un país hermético y fuertemente militarizado.Para Andreas Berger, del instituto Real para la Defensa y Seguridad en Londres, “Cada vez que un país amenaza con ataques nucleares preventivos hay que preocuparse. Y Corea del Norte no es una excepción, especialmente con su reciente cambio de retórica que pasó de acusar a EE.UU. de imaginar amenazas a amenazar realmente con usar sus misiles en su contra”. Como muchos expertos considera que estas amenazas responden a un deseo de Corea del Norte de llegar a un tratado de paz con Estados Unidos.“Parecen creer que no se les tomará en serio hasta que no puedan sentarse a discutir con cierto poder militar. Esto va en línea con la política histórica de Pyonyang de darle la máxima importancia al Ejército”, señala Berger.Pero las amenazas nucleares deben tomarse en serio y así lo ha hecho EE.UU. al desplegar sus B-52 en la península coreana. Mientras tanto Rusia y China llaman a la mesura, colocando en el mismo nivel de responsabilidad a los que amenazan con la guerra y a los que son amenazados.China, en especial, llama a no dar pasos irreversibles, pero al mismo tiempo continúa subsidiando a Pyonyang con petróleo y alimentos, como si nada pasara. Y en estos juegos de guerra todos podemos salir perdiendo.

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