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Italia en la encrucijada

El futuro de Italia está expuesto a la fragilidad de sus gobiernos y el fortalecimiento del populismo tan de moda en el mundo desarrollado.

7 de diciembre de 2016 Por:

El futuro de Italia está expuesto a la fragilidad de sus gobiernos y el fortalecimiento del populismo tan de moda en el mundo desarrollado.

El No que le dieron los votantes italianos al primer ministro Matteo Renzi el domingo anterior fue contundente. La alta votación y la diferencia en los resultados del referendo convocado, no dejan dudas del rechazo a su intención de reformar la Constitución y fortalecer el poder central.También refleja el descontento hacia el actual gobierno. Durante estos nueve meses, Renzi le apostó todo su capital político a ganar la consulta popular y así poder hacer los cambios que él consideraba necesarios para asegurar la estabilidad a futuro de su nación. Pero en esa pretensión de transformar la Carta de 1948, que tras la Segunda Guerra Mundial buscó sobre todo crear barreras para defender a Italia de cualquier intención de imponer nuevamente el fascismo o de ver la llegada de otro dictador como Benito Mussolini, no midió la insatisfacción ni el temor que despertaba.Para el 60% de los votantes, la propuesta de acabar con el ‘bicamerismo perfecto’ reduciendo el número de integrantes del Senado, dejando a éste sin sus funciones legislativas y entregándole a la Cámara de Representantes todo el poder de crear o reformar leyes, no tuvo aceptación. Como tampoco la intención de quitarle funciones a las administraciones locales y regionales para retornar al centralismo que rigió en el siglo pasado.En esos resultados está el resumen de años de decepción con quienes han dirigido al país y la crítica a su incapacidad para superar la crisis económica que golpea sobre todo a la clase media y a los trabajadores italianos, que se sienten además amenazados por la ola de inmigrantes. Puede que varias de las reformas planteadas fueran las necesarias para enderezar el rumbo, pero los tumbos de Renzi en sus dos años de gobierno no le permitieron transmitir la credibilidad necesaria.Más que la tendencia mundial a pronunciarse contra el establecimiento o a regresar a unos Estados conservadores, el caso de Italia refleja la molestia contra su gobernante, que hizo del referendo un asunto personal eclipsando así argumentos que habrían sido válidos para convocar a la aprobación de la reforma constitucional. Por eso, otra consecuencia es la renuncia de Renzi, aplazada de momento por petición del Presidente. Sin embargo, nada evitará que se nombre al quinto Primer Ministro en un lustro y que aumente la lista de 63 gobernantes que lleva Italia en 70 años.Mientras esa crisis se produce en una de las naciones con mayor peso político y económico en el Viejo Continente, la Unión Europea mira con inquietud los acontecimientos. La preocupación está a la orden del día, después de los resultados del Brexit en Inglaterra y la negativa de Italia de dar paso a la transformación. Es claro que lo que suceda en sus países socios tiene que ver con las decisiones que se imponen desde el Parlamento europeo.Habrá que esperar por lo que pueda suceder una vez se haga efectiva la renuncia de Matteo Renzi y se produzcan nuevas elecciones. Por ahora, el futuro de Italia está expuesto a la fragilidad de sus gobiernos y el fortalecimiento del populismo tan de moda en el mundo desarrollado.

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