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Irán y el acuerdo

"Los negociadores saben del abismo que aparecerá a los ojos del mundo en caso de que las puertas de la sala de negociación en Viena se abran para anunciar el pacto. Comenzará entonces la segunda parte de una historia en la que Irán no solo deberá parecer sino ser. Su promesa de destinar la energía nuclear exclusivamente a electricidad y medicina estará entonces por verse".

13 de julio de 2015 Por:

"Los negociadores saben del abismo que aparecerá a los ojos del mundo en caso de que las puertas de la sala de negociación en Viena se abran para anunciar el pacto. Comenzará entonces la segunda parte de una historia en la que Irán no solo deberá parecer sino ser. Su promesa de destinar la energía nuclear exclusivamente a electricidad y medicina estará entonces por verse".

Hoy vence el último de los plazos que las partes se han impuesto en Viena para llegar a un acuerdo definitivo sobre la cuestión nuclear iraní. Durante veinte meses, los miembros del P5 + 1, integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU acompañados por Alemania y la Unión Europea, tratan de encontrar soluciones a uno de los conflictos potencialmente más peligroso del mundo. Este nuevo término debería ser el límite de las negociaciones pero ya se sabe que de ser necesario, se echará mano de más tiempo siempre que asome un acuerdo definitivo. Es un hecho que lo más importante no es el cuándo sino el cómo, más allá de la impresión de poder que en la comunidad internacional genera la intransigencia de Irán a la hora de rematar las negociaciones.Y ahí está el problema. Por supuesto, lo que en estas horas se negocia en la capital austriaca es la capacidad de Irán para alcanzar la bomba atómica. Pero también incluye el tratamiento al Estado Islámico, enemigo común de las partes. También La normalización de las relaciones entre Estados Unidos e Irán, dos viejos enemigos, le devolverá al Estado persa la carta de ciudadanía que perdió por su apoyo descarado al terrorismo en los últimos 30 años.Pero los alcances de un pacto no terminan en ese punto. Otro asunto igual de importante es la seguridad de Israel. Basta remitirse a las recientes declaraciones de Alí Jamenei, el líder religioso supremo, al advertir que más allá de lo que se pacte en Viena, Irán seguirá la lucha contra “las fuerzas arrogantes”, mensaje que no necesita interpretaciones. Del otro lado, el primer ministro Benjamín Netanhayu no ha cedido un centímetro en su definición del problema: el acuerdo pone en riesgo la paz mundial.Los negociadores saben del abismo que aparecerá a los ojos del mundo en caso de que las puertas de la sala de negociación en Viena se abran para anunciar el pacto. Comenzará entonces la segunda parte de una historia en la que Irán no solo deberá parecer sino ser. Su promesa de destinar la energía nuclear exclusivamente a electricidad y medicina estará entonces por verse.La prolija negociación en Viena no incluye la posibilidad de que prospere la intención de Irán, con la ayuda de Rusia, de que la mesa en Viena pugne porque levanten las sanciones que la ONU tiene vigentes para comerciar armas y tecnología para misiles. Licencia que en manos de hombres radicales como Alí Jamenei, con un ambiente crispado en su país de manifestaciones que llaman a la venganza y a la destrucción de Israel, constituye un riesgo para el Planeta.Viena es un esfuerzo digno de un buen final, pero quienes están al frente de la negociación deben saber que no solo de buenas intenciones se vive. Que no se olviden los propósitos expansionistas de los ayatolas, empeñados en imponer los estados islámicos en Oriente Medio, ojalá seguidores del modelo chií que ellos aplican.Por ello, las firmas que están a punto de estamparse deben ir más allá de los simples compromisos. Exigen un control muy serio. Es así, la paz mundial está en juego.

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