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Hora de la reconciliación

"A partir de hoy comienza una nueva etapa. Atrás deben quedar los argumentos de campaña en la cual fueron corrientes la descalificación y el señalamiento. Adelante está la obligación de resolver los múltiples y delicados problemas que afectan a nuestra Nación".

16 de junio de 2014 Por:

"A partir de hoy comienza una nueva etapa. Atrás deben quedar los argumentos de campaña en la cual fueron corrientes la descalificación y el señalamiento. Adelante está la obligación de resolver los múltiples y delicados problemas que afectan a nuestra Nación".

Luego de una campaña difícil, el presidente Juan Manuel Santos fue reelegido para el periodo que se inicia el próximo siete de agosto. Su labor, además de ejecutar el programa de gobierno que ofreció a los colombianos, será la de lograr una reconciliación que no implica olvidar las diferencias y los puntos de vista que se enfrentaron hasta el día de ayer. El resultado no deja lugar a dudas. Los cerca de siete millones novecientos mil votos que fueron depositados en las urnas por el presidente Santos, le dan un triunfo claro en su aspiración. Que fue reconocido con rapidez y gallardía por el doctor Óscar Iván Zuluaga, quien logró una cifra que bordea los siete millones de sufragios por su fórmula presidencial. Fue un resultado inobjetable, conocido en una hora, con lo cual la Registraduría Nacional consigue otro éxito que contribuye a demostrar la solidez del sistema democrático en Colombia. Fue una lucha cerrada que enfrentó a dos personajes respetables y conocidos por sus ejecutorias al servicio del país. Al doctor Zuluaga debe reconocérsele su dedicación en el servicio público y su conocimiento de los asuntos que preocupan a la Nación. Al presidente Santos, su interés por acertar en la dirección del Estado, durante los cuatro años que se ha desempeñado como Primer Mandatario de los colombianos. Entre ellos escogieron los votantes, y la mayoría decidió la reelección, lo cual debe ser respetado y acatado como corresponde.A partir de hoy comienza una nueva etapa. Atrás deben quedar los argumentos de campaña en la cual fueron corrientes la descalificación y el señalamiento. Adelante está la obligación de resolver los múltiples y delicados problemas que afectan a nuestra Nación. Por supuesto, la paz y el proceso de negociación que el Gobierno del presidente Santos adelanta con las Farc encabezarán la lista de esos asuntos que no dan espera. Pero no son los únicos. Colombia necesita decisiones sobre la Justicia, la seguridad ciudadana, la educación, los servicios de salud. Y no da espera la necesidad de combatir la corrupción que carcome los presupuestos públicos y golpea la confianza del ciudadano, así como la persecución a las múltiples formas de criminalidad. Por eso, las reformas que se aguardan no son superficiales si no cirugías profundas que le devuelvan la credibilidad al Estado de Derecho. Esa tarea incluye a las tres ramas del poder público y no excluye la posibilidad de mantener puntos de vista distintos. Por eso se requiere la construcción de un consenso nacional alrededor de esos temas, que no impide el debate democrático. Y para ello se requiere ante todo el liderazgo paciente y firme del Presidente de la República. Sin duda, el certamen electoral fue uno de los más duros en cuanto a la confrontación que se produjo por los distintos puntos de vista de los dos aspirantes. Pero también fue uno de los más complejos por la aparición de recursos poco ortodoxos para descalificar las aspiraciones. Tales recursos deben dejarse atrás, para promover la reconciliación que permita tener la Nación fecunda y en paz que todos anhelamos.

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