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Golpe en Tailandia

En el fondo de la disputa hay una profunda división entre la población urbana y rural en este país de cerca de 70 millones de habitantes. El golpe de ahora es apenas otro episodio de una serie de intervenciones militares recurrentes en Tailandia desde que se terminó la monarquía en 1932. Este país, una de las economías de mayor crecimiento en el sudeste asiático, no ha logrado crear instituciones democráticas sólidas, pese al crecimiento de sus clases medias y a la urbanización del país.

23 de mayo de 2014 Por:

En el fondo de la disputa hay una profunda división entre la población urbana y rural en este país de cerca de 70 millones de habitantes. El golpe de ahora es apenas otro episodio de una serie de intervenciones militares recurrentes en Tailandia desde que se terminó la monarquía en 1932. Este país, una de las economías de mayor crecimiento en el sudeste asiático, no ha logrado crear instituciones democráticas sólidas, pese al crecimiento de sus clases medias y a la urbanización del país.

Hace pocos días los militares de Tailandia habían declarado la ley marcial para garantizar “paz y orden” en medio de una aguda crisis que dejó 30 muertos desde finales del año pasado y meses de protestas antigubernamentales. El jueves, tras convocar a un diálogo, el Ejército decidió hacerse con el poder. “En el interés de la ley y el orden, asumimos los poderes. Por favor, permanezcan en calma y continúen con sus quehaceres diarios”, dijo el Comandante General en anuncio televisado, afirmando que la medida busca impedir más muertes y una escalada del conflicto.Tailandia arrastra una grave crisis desde el golpe que derrocó en 2006 a Thaksin Shinawatra, a quien sus detractores acusan de manipular desde el exilio el gobierno de su hermana, Yingluck Shinawatra, quien se desempeñaba hasta hace pocos días como Primera Ministra, y quien fue destituida por el Tribunal Constitucional, acusada de abuso de poder.En el fondo de la disputa hay una profunda división entre la población urbana y rural en este país de cerca de 70 millones de habitantes. El golpe de ahora es apenas otro episodio de una serie de intervenciones militares recurrentes en Tailandia desde que se terminó la monarquía en 1932. Este país, una de las economías de mayor crecimiento en el sudeste asiático, no ha logrado crear instituciones democráticas sólidas, pese al crecimiento de sus clases medias y a la urbanización del país.En buena parte se debe al peso de la tradición y a las injusticias y olvido de la abundante población campesina por los políticos asentados en las grandes ciudades. Tailandia tiene una historia milenaria que se remonta al mítico Reino de Siam y cuenta con una población campesina que ha estado sometida, hasta hace poco a despóticas relaciones de servidumbre. El contraste entre el país urbano y el rural es enorme.Ese contraste es el que ha originado la gran división política tailandesa, que se ha mantenido irreconciliable. Es una lucha entre el norte campesino y el sur industrializado, al que debe agregársele una importante minoría musulmana afincada en el sur del país. Es el enfrentamiento entre los partidarios del exdictador Shinawatra, exitosos hombre de negocios, político hábil y autoritario, que ha formado una corriente que lo sigue casi ciegamente, y los dirigentes urbanos, agrupados en el Partido de Acción Popular, que propenden por una democracia moderna en el país de los thais.El derrocamiento de Thaksin por un golpe militar es el antecedente más reciente del conflicto actual, que acentuó las pugnas entre los opositores urbanos y las multitudes campesinas de ‘camisas rojas’ que lo siguen. La corrupción, el radicalismo y la irreconciliable postura de estos dos bandos abrieron la puerta a un nuevo golpe militar en Tailandia. Con el país en toque de queda y las garantías constitucionales suspendidas, la comunidad internacional se apresuró a condenar la acción militar. Y el pueblo tailandés es el gran damnificado. Es lo que ocurre cuando la clase política se obsesiona en las disputas por el poder y se olvida de su Nación.

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