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Gestión y confianza

"La experiencia de darle a la gente facilidades para pagar los impuestos atrasados le permitió a la ciudadanía cumplir con sus obligaciones y de paso le brindó un respiro a las finanzas locales. Ahora el compromiso es hacer un uso racional de esos recursos y seguir actuando con la transparencia que demandan los caleños después de vivir más de una década en la incertidumbre que produjeron la corrupción y el desgreño administrativo".

17 de octubre de 2013 Por:

"La experiencia de darle a la gente facilidades para pagar los impuestos atrasados le permitió a la ciudadanía cumplir con sus obligaciones y de paso le brindó un respiro a las finanzas locales. Ahora el compromiso es hacer un uso racional de esos recursos y seguir actuando con la transparencia que demandan los caleños después de vivir más de una década en la incertidumbre que produjeron la corrupción y el desgreño administrativo".

El recaudo de $86.586 millones durante la jornada de amnistía a los deudores de impuestos en Cali significa que más gente tiene conciencia de su responsabilidad con la ciudad. Y es síntoma de recuperación de la confianza de los caleños en el manejo de sus asuntos públicos que se produce al reconocer el gobierno como generador de soluciones y no foco de escándalo y corrupción.Con el recaudo histórico logrado entre los meses de agosto y octubre se demuestra el vuelco que ha dado el Municipio en el manejo de sus impuestos, luego de la nefasta experiencia que dejó el haberle entregado esa función a Sicali, mediante un contrato leonino que fue oneroso para la ciudad. Muchos años pasaron en los cuales la recaudación de los tributos no creció y el debido cobrar aumentó mientras la factura del contratista debía ser pagada sin posibilidad de reclamar por la ineficiencia que afectó las finanzas de Cali y repercutió en la capacidad de gestión del Municipio.La experiencia de darle a la gente facilidades para pagar los impuestos atrasados le permitió a la ciudadanía cumplir con sus obligaciones y de paso le brindó un respiro a las finanzas locales. Ahora el compromiso es hacer un uso racional de esos recursos y seguir actuando con la transparencia que demandan los caleños después de vivir más de una década en la incertidumbre que produjeron la corrupción y el desgreño administrativo. Un legado nefasto, que produjo la liquidación de entidades públicas y la pérdida de la credibilidad por el abuso que cometieron sus administradores y parte de la dirigencia política de Cali.De otra parte, se ha derrotado el concepto según el cual los caleños no pagan impuestos porque son pobres, argumento que se usó para ganar votos sin medir las consecuencias que tenía para el interés de todos. Tal concepto, sumado a la corrupción y al festín del clientelismo sobre la administración municipal, desmotivaron a los ciudadanos en el cumplimiento de sus deberes, llevando a situaciones dramáticas que obligaron a firmar un convenio de desempeño en el cual se sacrificó la autonomía de la ciudad en el manejo de sus recursos.Ahora, superada esa etapa, la prioridad debe ser usar los recaudos de la amnistía para satisfacer las necesidades de la ciudad. Para ello se requiere que los acreedores permitan destinar esos dineros a la inversión y no al abono de las deudas establecido en el convenio de desempeño. Sin duda quedan problemas por resolver, como el de devolverle la seguridad a Cali. Pero ya hay una ruta trazada a partir de la recuperación de la confianza en la Administración Pública. Ese camino empezó desde la acogida que recibió el programa de las ‘Megaobras’ y la aceptación que tuvo la valorización como instrumento para financiar el progreso. Ahora hay que continuar hacia el futuro, haciendo de la transparencia y la buena gestión las guías para el manejo de los asuntos públicos en Cali. La experiencia indica que esa es la manera de lograr la necesaria unión entre ciudadanos y gobernantes para construir una mejor ciudad.

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