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Fuego en Asia Central

15 de junio de 2010 Por: User Admin

Desde hace un mes la pequeña república islámica de Kirguistán vive una escalada de violencia interétnica que ha expulsado del país a decenas de miles de ciudadanos uzbekos, las minoría étnica que habita el sur del país.Pero el conflicto no ha sido provocado por odios raciales, pues kirguises y uzbekos han vivido en paz durante siglos, sino por una mezcla explosiva de narcotráfico, conflicto político, e incluso se sospecha de intereses ocultos de las grandes potencias. No es un misterio que en Asia Central se encuentran gigantescas reservas de hidrocarburos, la fuente de combustibles que mueve las guerras del mundo.El asunto se precipitó en abril, cuando fue depuesto el presidente Kurmanbek Bakiyev en un golpe de Estado que dejó un vacío de poder y que no ha podido ser llenado por la presidenta interina Rosa Otumbaeva. El hecho de que Kirguistán sea ruta del tráfico de drogas que provienen de Afganistán precipitó los enfrentamientos entre bandas rivales, que han hecho chocar duramente al sur con el norte del país. Dado que los uzbekos se asientan en Osh y Jalalabad, centros del comercio y del negocio de las drogas, el sesgo étnico del enfrentamiento es la forma en que la mafia de Kirguistán propaga para adueñarse del negocio.Pero la república de Asia Central también juega un papel importante en la geopolítica mundial. Ella es retaguardia de las tropas estadounidenses y rusas que incursionan en Afganistán, el incómodo vecino, y ambos países tienen allí importantes bases militares. De hecho, ya la presidenta Otumbaeva pidió la intervención de Rusia, lo que, además de los conflictos étnicos puede incentivar un conflicto religioso de consideración.Pero además está China, que tiene una frontera extensa con Kirguistán y no ve con buenos ojos la intervención de Estados Unidos y Rusia en el Asia Central, región en la que tiene fundadas esperanzas alrededor de los yacimientos de combustibles fósiles. Así que el actual incendio en Kirguistán, que según el presidente ruso puede convertirse en una guerra civil, no podría ocurrir en un sitio más sensible. Su vecino Uzbekistán, que está recibiendo la masiva emigración uzbeka, en cualquier momento puede decidirse a participar de los enfrentamientos para proteger a sus paisanos y para evitar la llegada de emigrantes ilegales.Y, como si fuera poco, por allí cerca está Irán, cuya tradición persa le hace tener pretensiones hacia el Asia Central y cuyo islamismo radical le impele a intervenir en las naciones islámicas que considera amenazadas. En especial, por que allí encuentra una manera útil de desviar la atención sobre sus ambiciones de poseer armas atómicas.En estos momentos Kirguistán es un país en riesgo de desmembración por el enfrentamiento de intereses que rebasan su capacidad de respuesta. Y tiene el potencial para convertirse en un foco de estallidos mayores y disensiones de tipo global. Así que el mundo espera que Rusia y Estados Unidos, las dos potencias con mayores influencias en la pequeña república islámica, logren trabajar de común acuerdo para detener la sangría y evitar una guerra civil que puede tener consecuencias catastróficas.

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