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Francia y la esperanza

El triunfo categórico en las elecciones parlamentarias del partido La República en Marcha, LRM, del recién elegido presidente Emmanuel Macron es otra más de las sorpresas que da Francia. Aunque la abstención fue alta, los votantes demostraron que la política de su país puede ser reinventada dejando atrás las ataduras de los viejos partidos.

13 de junio de 2017 Por: Editorial .

El triunfo categórico en las elecciones parlamentarias del partido La República en Marcha, LRM, del recién elegido presidente Emmanuel Macron es otra más de las sorpresas que da Francia. Aunque la abstención fue alta, los votantes demostraron que la política de su país puede ser reinventada dejando atrás las ataduras de los viejos partidos.

Es como si Francia le estuviera apostando a la esperanza. Aunque deba realizarse una segunda vuelta porque ninguno consiguió más del 50% de los votos, el 33% logrado por el novísimo partido de Macron indica que su mensaje ha calado y el gobierno contará con el respaldo para realizar sus propuestas.

Es un partido nacido hace un año y casi ninguno de sus candidatos tiene experiencia política. Hay desde intelectuales hasta toreros retirados, cubiertos por el mensaje que el joven Presidente de 39 años ha sabido promover y con el cual ha convencido a un electorado que sólo meses antes padecía de escepticismo y se debatía en la decepción de un sistema gobernado por la abulia de su presidente, el socialista Francois Hollande.

En enero, nada parecía estremecer el andamiaje de la política tradicional francesa, y las especulaciones hacían favorita a la extraña alianza entre la derechista Marine LePen y el ruso Vladimir Putin. La primera vuelta de las presidenciales mostró un empate entre tres candidatos que, además de indecisiones entre los votantes, anunciaba ya el fin del otrora poderoso partido socialista de Francia.

Y de pronto, los franceses empezaron a mirar a Macron, 39 años, amante de la cultura, exsocialista y exministro de Hacienda de Hollande, como la opción de cambio. Fue así como su mensaje fue captando el interés y la confianza, mientras las opciones radicales y las tradicionales perdían fuerza, espacio, oxígeno y votos.

El triunfo del joven fue un viraje dramático que en un día varió también la ecuación del poder en Europa. Y se empezó a concretar cuando Macron se reunió con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y mostró un espíritu distinto, positivo y solidario con la Europa de la Unión y a favor de las medidas para detener el cambio climático.

El pasado domingo el turno fue para su partido. Atrás quedaron el de centro derecha con el 16%, la extrema derecha de LePen con el 13,2%, la extrema izquierda con el 11% y un socialismo con apenas el 7%, sus principales jefes derrotados y la posibilidad de desaparecer del Parlamento.

Adelante está la ratificación en la segunda vuelta de lo que todo indica será una mayoría absoluta para el LRM. Aunque la abstención llegó al 52%, ya es innegable que los franceses le están dando su voto de confianza a la renovación y a la Unión Europea, todo lo contrario a la derrota sufrida por la primera Ministra de Gran Bretaña y su respaldo al Brexit.

Esa es la respuesta de Francia, que además de abrir la puerta a la renovación de la política demuestra que sí es posible hacer la política con caras nuevas, con propuestas nuevas y sin tantas ataduras ni populismos ni violencias. Ojalá, Macron y su partido estén a la altura de las expectativas.

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