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Extradición e impunidad

"La respuesta de los Estados Unidos al que reconoce como su socio más importante en la lucha contra el narcotráfico ha sido por lo menos decepcionante. Basados en que no existía un compromiso de deportarlo como hacen con tantos otros delincuentes que han cumplido su condena, las autoridades y jueces de ese país fueron tajantes al negar su devolución. Con lo cual, ‘El Tuso’ ha sido premiado después de una larga carrera delictiva en la cual se incluye el envío de toneladas de droga al país norteamericano, mientras la Justicia colombiana ha sido burlada".

16 de mayo de 2014 Por:

"La respuesta de los Estados Unidos al que reconoce como su socio más importante en la lucha contra el narcotráfico ha sido por lo menos decepcionante. Basados en que no existía un compromiso de deportarlo como hacen con tantos otros delincuentes que han cumplido su condena, las autoridades y jueces de ese país fueron tajantes al negar su devolución. Con lo cual, ‘El Tuso’ ha sido premiado después de una larga carrera delictiva en la cual se incluye el envío de toneladas de droga al país norteamericano, mientras la Justicia colombiana ha sido burlada".

Antes que una solución para castigar a los delincuentes, las actuaciones de la Justicia de los Estados Unidos contra quienes solicita en extradición y que nuestras autoridades conceden con rapidez se han transformado en una burla a la cooperación contra el narcotráfico. Por eso, Colombia se está demorando en fijar una posición que evite que quienes tienen un enorme prontuario judicial sean beneficiados por sentencias próximas a la impunidad. El señor Juan Carlos Sierra es acusado aquí por homicidio, tráfico, fabricación y porte de estupefacientes, sedición, delitos contra la administración pública, concierto para delinquir y falso testimonio. Pese a ello, o tal vez en reconocimiento de la inoperancia de la Justicia colombiana, fue extraditado a los Estados Unidos para que respondiera por narcotráfico. La conclusión del episodio debería llamar a la indignación de nuestras autoridades: luego de un breve juicio, alias el Tuso fue condenado a cinco años de prisión y pagó sólo una parte de esa pena: ahora anda libre, con pequeñas obligaciones y sin ningún compromiso del gobierno y los jueces estadounidenses de devolverlo a Colombia para que pague sus delitos, sea reconocida su alta peligrosidad y colabore en el esclarecimiento de los crímenes en los cuales estuvo involucrado. La respuesta de los Estados Unidos al que reconoce como su socio más importante en la lucha contra el narcotráfico ha sido por lo menos decepcionante. Basados en que no existía un compromiso de deportarlo como hacen con tantos otros delincuentes que han cumplido su condena, las autoridades y jueces de ese país fueron tajantes al negar su devolución. Con lo cual, ‘El Tuso’ ha sido premiado después de una larga carrera delictiva en la cual se incluye el envío de toneladas de droga al país norteamericano, mientras la Justicia colombiana ha sido burlada.Pero este no es el único caso. Sucede que desde hace algunos años el país que promueve la guerra al narcotráfico opera también una bien aceitada maquinaria de abogados, exfiscales, exjueces o exmiembros de la DEA, que se encargan de liberar a los extraditados mediante condenas cortas. Y, como si fuera poco, Colombia no tiene cómo exigir el castigo que merecen quienes son hallados culpables de delitos transnacionales. Por eso pueden contarse por decenas los jefes de reconocidas organizaciones criminales en nuestro país que gozan de un plácido retiro en el país que fue objetivo principal de sus andanzas.Por supuesto, tal impunidad se produce por la incapacidad del Estado colombiano para enfrentar el desafío del narcotráfico, que llevó a encontrar en la extradición una solución. Pero lo que está ocurriendo demuestra también que existe una gran improvisación al permitir que los jueces estadounidenses actúen de la forma en que lo están haciendo, desconociendo el deber de colaborar para derrotar el crimen organizado. Y de manera olímpica, dejan en la impunidad miles de crímenes cometidos contra nuestra Nación, que ha entregado sus mejores hombres en la lucha contra el que Estados Unidos denominó “el gran enemigo de la humanidad”.

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