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Explotando el sufrimiento

"El ELN tiene que aceptar que para entablar una negociación debe empezar por demostrar su voluntad de paz, reconociendo que secuestrar no es un acto sino un crimen de guerra".

19 de agosto de 2016 Por:

"El ELN tiene que aceptar que para entablar una negociación debe empezar por demostrar su voluntad de paz, reconociendo que secuestrar no es un acto sino un crimen de guerra".

Usando su delgada figura y su angustia, Odín Sánchez fue mostrado por el ELN en un video con el cual pretenden presionar al Gobierno y a la sociedad colombiana para que acepte negociar en medio de atrocidades como el secuestro. Nada de eso lograrán, mientras sus cabecillas sigan considerando la vida y la libertad de los seres humanos como mercancía que se transa por riquezas. Y peor aún si pretenden explotar la tragedia del señor Sánchez para obligarlo a criticar lo que le está aconteciendo. Hay que recordar que el excongresista se entregó a sus plagiarios para salvar la vida de su hermano, y su familia no ha podido recoger los tres mil millones de pesos que el ELN exige por su liberación. Es pues una explotación económica, que ahora se transforma en valiosa ficha política. La hábil jugada no puede conseguir más que el desprecio de los colombianos y el reclamo para que las autoridades hagan lo que sea necesario para ubicarlo y liberarlo de la esclavitud a la cual es sometido por quienes perdieron la sensibilidad que les haría devolver a los secuestrados. Porque si lo que quieren es el diálogo para entablar un proceso de negociación, deberían emular a sus colegas de las Farc. Y no precisamente en sus atrocidades y su barbarie contra los miles de víctimas que padecieron su crueldad sin límites para enriquecerse. El ELN tiene que aceptar que para entablar una negociación debe empezar por demostrar su voluntad de paz, reconociendo que secuestrar no es un acto sino un crimen de guerra. Y tiene que saber que, luego de décadas de soportar esa barbarie, la Nación no acepta más atrocidades como la que están cometiendo contra Odín Sánchez y la decena de personas plagiadas por razones económicas, como los cuatro arroceros del Arauca, secuestrados hace pocos días. Tampoco pueden sus cabecillas pensar que con esas demenciales prácticas pueden conseguir respaldo alguno. Quizás aparezca una que otra voz empeñada en pedir que se ayude a completar el dinero que le falta a la familia del señor Sánchez para pagar su libertad, o que exhorte al Estado que ceda ante las criminales e inhumanas acciones. Pero la inmensa mayoría de los colombianos y toda la comunidad internacional sólo tendrán palabras de condena y rechazo a la brutalidad a la cual el ELN condena a sus secuestrados. Además del dolor que produce ver la imagen del secuestrado quejándose por las condiciones que debe padecer en su cautiverio, da tristeza tener que reconocer que ese grupo guerrillero, con cincuenta años de fracasos a cuestas, no puede desligarse de sus anacrónicas doctrinas ni de su interés por seguir explotando negocios como el secuestro, la minería ilegal y el narcotráfico.Ojalá los jefes de ese movimiento reflexionen sobre la crueldad de las imágenes que difundieron dizque como prueba de supervivencia de Odín Sánchez. Lo que hicieron fue mostrar hasta dónde pueden llegar en su barbarie, tratando de extorsionar a la sociedad y dándole de paso la razón al Gobierno al suspender cualquier posibilidad de sentarse a dialogar como fue anunciado hace cinco meses en Caracas.

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