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Explicaciones necesarias

"Aceptando que el Gobierno puede y debe allanar las dificultades que obstaculicen la consulta sobre el hipotético acuerdo, es difícil de entender que se ligue a unas elecciones en las cuales la paz quedará inmersa en la lucha partidista. Y no resulta suficiente que se justifique la decisión en la necesidad de evitar que el referendo obtenga menos del 25% de los votos del censo electoral que requiere para ser válido, cuando se está hablando de un tema que afecta el interés nacional".

25 de agosto de 2013 Por:

"Aceptando que el Gobierno puede y debe allanar las dificultades que obstaculicen la consulta sobre el hipotético acuerdo, es difícil de entender que se ligue a unas elecciones en las cuales la paz quedará inmersa en la lucha partidista. Y no resulta suficiente que se justifique la decisión en la necesidad de evitar que el referendo obtenga menos del 25% de los votos del censo electoral que requiere para ser válido, cuando se está hablando de un tema que afecta el interés nacional".

La propuesta presentada ante el Congreso de la República sobre la fecha de un referendo alteró el desarrollo de la negociación con las Farc. Cuando se pensaba que el proceso de diálogo transcurría en forma tranquila, lo llevó a su primera crisis. Pero también produjo un revuelo en la política interna, porque afectará de manera profunda los debates electorales que se avecinan.Aunque el país estaba ya advertido sobre la convocatoria de una consulta popular que permitiera a los colombianos ratificar el posible acuerdo al que se llegue en La Habana, no por ello la iniciativa del Gobierno Nacional deja de ser sorpresiva. Por varias razones: la primera, porque el Acuerdo firmado hace un año y que dio origen a los diálogos, contempla la definición de ese asunto en el punto sexto y el proceso apenas está en el segundo. La pregunta es si hay avances en los diálogos que los colombianos no conocen.La segunda, porque con sus expresiones insistentes las Farc han reiterado su interés en una Asamblea Constituyente, lo que da a entender que el posible referendo no ha sido acordado en la mesa de negociación. Y la tercera, que si bien es explicable el interés del presidente Juan Manuel Santos por crear vías para ratificar un posible acuerdo con la guerrilla, se debería empezar por expedir la ley reglamentaria del denominado marco jurídico para la paz, no limitada de manera exclusiva a la fecha en que se realizaría la consulta popular. Dejando de lado la prudencia que debe guiar una negociación tan compleja, el Gobierno presentó la iniciativa y recibió el respaldo de los partidos que integran la Unidad Nacional. Pero produjo una reacción en las Farc, cuyos negociadores declararon un receso. Luego, la actitud conciliadora del jefe de la delegación oficial y del propio presidente Santos, dio una señal de paciencia frente a esa reacción.Sin embargo una intervención posterior del Primer Mandatario en la que llamó a su delegación a Bogotá, desató una crisis que amenaza la continuidad del diálogo, así las Farc anunciaran su regreso a la mesa para mañana. Lo que no queda claro es si con ello aceptarán el referendo y asumirán el compromiso de llegar a un acuerdo en los términos del presidente Santos.El otro efecto del proyecto es la reacción que se produjo en la política y la opinión pública. Aceptando que el Gobierno puede y debe allanar las dificultades que obstaculicen la consulta sobre el hipotético acuerdo, es difícil de entender que se ligue a unas elecciones en las cuales la paz quedará inmersa en la lucha partidista. Y no resulta suficiente que se justifique la decisión en la necesidad de evitar que el referendo obtenga menos del 25% de los votos del censo electoral que requiere para ser válido, cuando se está hablando de un tema que afecta el interés nacional. Es por eso que el Gobierno quedó obligado a explicarle a la Nación las razones de su afán en vincular el eventual acuerdo con las Farc a las elecciones del Congreso o del próximo presidente de Colombia. Con ello evitará que la paz, un propósito nacional, termine siendo motivo de división partidista entre los colombianos.

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