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Espionaje y campaña

El señor Andrés Fernando Sepúlveda Ardila fue detenido por la Fiscalía, acusado de violación de comunicaciones, uso de software malintencionado, interceptación de datos informativos y espionaje, figura ésta que se usa por primera vez. Quizás para demostrar la gravedad de los hechos, y sin aportar pruebas que lo confirmen, el Fiscal General de la Nación declaró ante los medios de comunicación que el detenido “intentó sabotear el proceso de paz”.

8 de mayo de 2014 Por:

El señor Andrés Fernando Sepúlveda Ardila fue detenido por la Fiscalía, acusado de violación de comunicaciones, uso de software malintencionado, interceptación de datos informativos y espionaje, figura ésta que se usa por primera vez. Quizás para demostrar la gravedad de los hechos, y sin aportar pruebas que lo confirmen, el Fiscal General de la Nación declaró ante los medios de comunicación que el detenido “intentó sabotear el proceso de paz”.

De nuevo, el espionaje electrónico ocupa las primeras planas del acontecer nacional, esta vez contaminando el proceso que debe elegir al nuevo Presidente de la República. Y aunque no están involucrados los organismos de seguridad del Estado, es necesario indagar la razón por la cual el acusado de cometer el delito pudo obrar con facilidad y en sitios que no son difíciles de ubicar. El señor Andrés Fernando Sepúlveda Ardila fue detenido por la Fiscalía, acusado de violación de comunicaciones, uso de software malintencionado, interceptación de datos informativos y espionaje, figura ésta que se usa por primera vez. Quizás para demostrar la gravedad de los hechos, y sin aportar pruebas que lo confirmen, el Fiscal General de la Nación declaró ante los medios de comunicación que el detenido “intentó sabotear el proceso de paz”. Según parece, Sepúlveda también intervino los correos del presidente Juan Manuel Santos, de las Farc y de alguno de los delegados oficiales en La Habana que no ha sido identificado. Así, el asunto toma un cariz político. Que se profundiza al conocerse que el acusado es contratista de la campaña del candidato Óscar Iván Zuluaga, por su conocimiento en el manejo de las redes sociales y su vínculo con una actriz que colabora en las comunicaciones. No sobra recordar que el doctor Zuluaga representa al Centro Democrático que lidera el expresidente Álvaro Uribe, el gran contradictor del presidente Santos. Con lo cual se forma el círculo de la sospecha de vínculos entre la campaña del candidato y la actividad del presunto espía. Como ocurrió en la operación Andrómeda que ocasionó la salida de varios Generales de la República y del cual aún no se conoce su desenlace, el asunto involucra a los organismos de seguridad. El señor Sepúlveda no es un desconocido ni sus tendencias ideológicas ocultas. Por el contrario, sus mensajes en twitter con invocaciones a la muerte y amenazas de todo género, lo calificaban como alguien que debía ser vigilado. ¿Por qué no se hizo? ¿Qué obligó a la Fiscalía a realizar el aparatoso despliegue que terminó con su captura y la intensa actividad ante los medios de comunicación? Y, ¿por qué la campaña del doctor Zuluaga lo mantuvo como contratista a pesar de los mensajes que emitía en la red? De otra parte, es necesario referirse a la coincidencia de este hecho con lo ocurrido en el proceso electoral, donde el escándalo parece reemplazar la atonía de la campaña. A todos debe preocuparnos la sucesión de acusaciones que se han producido y que desplazan el interés por las propuestas de gobierno. Por eso merece el rechazo de todos los colombianos el que la guerra sucia y el ataque descalificador sustituyan el debate democrático y de frente a la Nación.Que no se nos olvide que las elecciones son la herramienta que fortalece y renueva la democracia, invitando al ciudadano a ser partícipe de su gobierno. Pero deslegitima y ahuyenta al elector, cuando el espacio para el debate y las propuestas es usado para la descalificación y la sospecha que destruye la credibilidad de los dirigentes y las instituciones.

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