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Esperanza y tragedia

"El Mediterráneo es hoy un cementerio para las esperanzas de quienes intentan alcanzar una vida mejor. En ese Mare Nostrum se ahogan los cuerpos y sueños de cientos de inmigrantes ilegales, se destapa lo peor de la condición humana y se agrieta la unidad europea, tan frágil por momentos".

21 de abril de 2015 Por:

"El Mediterráneo es hoy un cementerio para las esperanzas de quienes intentan alcanzar una vida mejor. En ese Mare Nostrum se ahogan los cuerpos y sueños de cientos de inmigrantes ilegales, se destapa lo peor de la condición humana y se agrieta la unidad europea, tan frágil por momentos".

El Mediterráneo es hoy un cementerio para las esperanzas de quienes intentan alcanzar una vida mejor. En ese Mare Nostrum se ahogan los cuerpos y sueños de cientos de inmigrantes ilegales, se destapa lo peor de la condición humana y se agrieta la unidad europea, tan frágil por momentos.Los naufragios de la semana han dejado 1.400 fallecidos, 5.629 inmigrantes, en su mayoría africanos, han sido rescatados y otros 10.000 habrían alcanzado las costas de Europa. Las cifras revelan la magnitud del problema que enfrenta ese Continente y la tragedia para quienes huyen de sus países esperando que al otro lado del mar se soluciones sus carencias.Cada día son miles los que se embarcan en esa ilusión para huir de las guerras, la extrema pobreza y a falta de oportunidades. No es casualidad que sean libios, somalíes, kenianos, marroquíes, entre otros, quienes han comprado la idea de que Europa es la redención y ofrece soluciones a todas sus necesidades. Por eso prefieren jugarse la vida en el mar que seguir sufriendo en sus países.Y ello ha creado un negocio: el de las organizaciones criminales que trafican con seres humanos, a las que poco les importa abandonarlos a su suerte y provocar tragedias como la del domingo cerca a las costas italianas donde naufragó un pesquero en el que iban entre 700 y 950 personas, de las cuales solo 28 sobrevivieron. Es la peor tragedia de inmigrantes en el Mediterráneo, pero no la única. La semana pasada otro hundimiento dejó 450 más ahogados, ayer una barcaza colapsó frente a las islas griegas y otros dos barcos estaban a la deriva.El drama es inconmensurable, afectando a los inmigrantes y a Europa, que ve cómo su forma de vida organizada vuela en pedazos por la cantidad desconocida de personas que llegan con otra cultura, con otras costumbres, que se enfrentan a dificultades y terminan rompiendo ese orden establecido. Es entonces cuando la realidad rebasa a todos y se termina en confrontaciones en las que se exacerban el racismo y la oposición a toda forma de inmigración.El problema no ha podido ser resuelto por la Unión Europea. Sus miembros están enfrentados por las soluciones que requieren quienes reciben la carga de inmigrantes, como Italia, España, Malta y Grecia, y otros como Alemania, Suecia, Dinamarca y Gran Bretaña, el destino preferido de quienes solicitan asilo.En medio de esas tragedias, ayer se activó un plan de choque de emergencia. Incluye soluciones como ampliar el radio de vigilancia en el Mediterráneo e incrementar el número de inmigrantes que recibirá cada nación. Nada de aumentos en los ínfimos presupuestos para atender la situación, ni de cómo se combatirá a los directos responsables, los traficantes de seres humanos. Tampoco se habló de actuar en aquellos países desde donde más refugiados salen, para ayudar a mejorar sus condiciones de vida o asistir para terminar los conflictos. No es una obligación de Europa, pero sí una necesidad: o interviene en las causas o se prepara para una permanente invasión de inmigrantes, que le genera un conflicto humanitario de proporciones incalculables.

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