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Enemigo permanente

El Norte del Valle sigue siendo objeto de la presencia del narcotráfico y no puede ser tratado de nuevo como un caso aislado. Sus consecuencias las padeció toda Colombia y las vivimos los vallecaucanos.

17 de enero de 2017 Por:

El Norte del Valle sigue siendo objeto de la presencia del narcotráfico y no puede ser tratado de nuevo como un caso aislado. Sus consecuencias las padeció toda Colombia y las vivimos los vallecaucanos.

De nuevo se encienden las alarmas sobre la presencia del narcotráfico en el norte del Valle y en el cañón del río Garrapatas, que además de causar muerte y miedo entre sus habitantes sigue destruyendo el nombre y la tranquilidad de esa región. Así lo han hecho saber el Alcalde y la personera de El Dovio, personas que se han atrevido a denunciar ese resurgimiento y quienes ya recibieron las acostumbradas amenazas. Es que el territorio de su municipio ha sido víctima de toda clase de agrupaciones que tratan de aprovechar sus condiciones y su ubicación estratégica para explotar el negocio que agrupa la producción, elaboración y transporte de las drogas ilícitas que salen de la coca y la amapola. En épocas anteriores, esas características desencadenaron verdaderas guerras entre las bandas de entonces, dejando saldos deplorables. Hasta que las autoridades se unieron para actuar contra las mafias que durante varias décadas se apoderaron del norte vallecaucano. Así fueron capturados o dados de baja reputados cabecillas y sus organizaciones, cuyo poder parecía intocable y sin límites, apoderándose incluso de los gobiernos locales e intimidando a la población de todo el Valle.Esa acción permitió recuperar gran parte de la tranquilidad en la región, además de desactivar lo que se había convertido en un territorio de nadie y a merced de la delincuencia. Ahora, la presencia de nuevas bandas, el regreso del ELN y la aparición de miembros de los carteles mexicanos hacen temer el regreso de un ambiente parecido, en el que el cañón del Garrapatas y los cinco municipios comprendidos en la zona hacen recordar una experiencia amarga que no puede ser repetida.El señor Alcalde y la señora Personera se atrevieron a denunciar también que se están presentando desplazamientos de las comunidades asentadas en la zona y reclutamientos de menores de edad pertenecientes a ellas. Es como si se devolviera una película ya vista, de no ser por el peligro que implica y por el riesgo que conlleva para los gobernantes y comunidades. Nada podría justificar que, de nuevo, el ejercicio de los derechos y en especial el de elegir y ser elegido vuelva a pasar por las manos de criminales que pretenden imponer su imperio del terror.Por supuesto, esos funcionarios deben tener garantías para su seguridad y protección, como les fueron ofrecidos en el Consejo de Seguridad el pasado martes 10 de enero. Pero no basta con ello: ante la amenaza que significa y la experiencia que ha vivido la región, el Valle y las autoridades nacionales encabezadas por la Fuerza Pública no pueden permitir que resurja el terror en el Norte.Ya no es momento para especular sobre lo que es una realidad denunciada por el Alcalde y la Personera del Dovio, además de cientos de personas que prefieren guardar el anonimato para proteger su integridad. El Norte del Valle sigue siendo objeto de la presencia del narcotráfico y no puede ser tratado de nuevo como un caso aislado. Sus consecuencias las padeció toda Colombia y las vivimos los vallecaucanos. Por eso, es hora de reaccionar.

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